Capitulo 34

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Tres horas más tarde estaba entrando al residencial, sonrió al ver su casa, ya la extrañaba, no era de muchas salidas, aunque su madre le había dicho que tenía que salir antes de entrar a la universidad ya que luego iba a ir y quizás no iba a tener tiempo para ella.

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Cinco malditos días y sin responder mis mensajes ni responder mis llamadas.

Pero si respondía las de él, si lo hacía, me come vivo la ira de ver como se jactaba de todo lo que hablo con ella en todos esos días que yo no lo hice.

Ni si quiera sabía que iba a salir fuera de la ciudad y el sí.

Y tampoco le había llamado, eso lo ponía de todas formas menos bien.

Si cree que me controlara con toda esa mierda, esta equivocada, ya verá lo que le pasa.

Ya el mes había concluido, no tenia porque seguir, se había dicho que al mes todo culminaría, sin embargo se le había olvidado por completo; que Preston estuviera merodeando por su zona de caza lo había hecho revolverse de rabia, gruñir, y solo por Tarence no le partía la cara, estaba más que incomodo, tuvieron unas cuentas discusiones en esos días, le había dejado claro que si le interesa la chica, pero no le importaba, su argumento había sido una respuesta cavernícola.

Yo la folle primero. Ella me pertenece.

No le importaba una mierda que Preston estuviera interesado de verdad, hasta que no decidiera que su tiempo de diversión y venganza se había acabado con ____ ella iba a seguir entrando en su cama.

Era miércoles, pensaba ir con los chicos al billar, tenía que despejarse, había estado yendo a otros lugares esos días sin ella, y por raro que pareciera no había estado con ninguna chica, más bien, había comenzado a grabar con su cámara las puestas de sol, sus visitas a lugares exóticos, que hizo al tercer día de su ausencia, con Tarecen, y estaba intentado hacer cosas nuevas, no podía tener toda su energía solo para esa chica.

Vio a su madre sentada frente al televisor y paso de largo, cuando abrió la puerta camino hasta su camioneta y vio al fin el carro donde ellos habían partido días atrás, la casa tenia las luces encendidas y el balcón estaba cerrado, pero la luz estaba encendida.

¿Porque lo tenía cerrado? ¿Para qué no entrara? ¡ha! tengo una maldita llave.

Entro a su camioneta mientras encendía el cigarrillo número tres del día. Se había propuesto como meta personal dejar de fumar, sabía que no iba a ser nada fácil, mas no imposible, por lo general fumaba de seis a ocho cigarrillos por día, claro que dependía del modo de tensión que tuviera, pero tenía una semana fumando de tres a cinco cigarrillos, no mas, su madre siempre le recordaba lo malo del habito con panfletos en su habitación, sabía que era malo, pero vamos, las personas como el siempre tenían esa vena rebelde de hacer todo lo opuesto, les gustaba siempre tocar fondo, se sentían bien sintiendo pena por él y auto compadeciéndose al igual que hundirse, dañarse así mismo.

Llamo a los chicos cuando iba por mitad de camino, paso por ellos al parque donde estaban Peter, Tarecen.

Al llegar al lugar no lo reconocieron y no porque hubiera cambiado de aspecto, sino porque estaba atestado de personas, el estacionamiento que siempre estaba con la camioneta vieja de Potts y el todo terreno de Cash, ahora estaba lleno de autos que si no eran nuevo al menos estaban mejores que los de aquellos dos viejos que tanto quería.

-Viejo, creo que nos equivocamos de billar.-bromeo Peter mientras salía de la Ranger.

-Me lleva... hay chicas en bikini.-grito Tarecen que había salido primero y había corrido a cerciorarse que fuera el mismo lugar.

En la oscuridad - Dirty sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora