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- De acuerdo...- has musitado con algo de duda.

- No te preocupes...- ha resoplado Marcos colocando una de sus manos sobre tu cabello- ya encontraremos otra ocasión- agitando tus mechones se ha puesto en pie- Acabas de llegar, debes estar agotada... Ya volveremos a cruzarnos- acariciando el contorno de tu mentón ha salido de la sala.

A continuación poniéndote en pie has seguido a la mucama. Para ir hasta tú recamara han tenido que atravesar incontables pasillos y subir un par de escaleras, una vez allí la mujer te ha dicho:

- Pasa y ponte cómoda, ya tienes la tina preparada, así que si gustas puedes darte un baño... Por cierto, mi nombre es Geraldine Pawn soy una fiel sirvienta de esta casa. Si hay algo que desees no dudes en pedírmelo...

- ¿Acaso usted es familiar de Thom Pawn?- la has interrogado sin indivisiones.

- Soy su madre ¿Qué ha hecho mi hijo esta vez?- ha dicho con un resignado suspiro...

-No, nada, nada... es más me ha ayudado a hallar la mansión- qué sorpresa, esta señora tan sobria y severa es la progenitora de aquel muchacho extrovertido y enérgico...

- Que raro... por lo general la presencia de Thom solo implica problemas. Si te ha hecho algo no vaciles en contármelo.

-...- has negado con la cabeza.

- Si usted lo dice. Entonces... señorita Queen, eso es todo por ahora.- ha hecho una pequeña reverencia y se retirado por lado izquierdo del pasillo.

Has abierto la puerta de tu cuarto, detrás de ella has llegado a vislumbrar un cómodo colchón constituido de resortes. Las sábanas son de seda y lino. La cabecera de la cama es de ébano y se encuentra suavizada con innumerables almohadones con flores bordadas. A la izquierda de tu lecho hay un extenso placar (en lo que a ti respecta tu guardarropas ya se encuentra allí). A la derecha puedes notar el ventanal que conduce al balcón, las cortinas están plegadas, en aquel llegas a distinguir una mesa echa de hierro torneado y unas cuantas masetas rellenas con gladiolos y narcisos. Justo frente a la cama permanece la puerta que lleva al baño.

El viaje desde Escocia hasta Inglaterra ha sido duro. Empeorando la situación, la terrible humedad londinense no ayuda en lo más mínimo. Acostumbrada a tu helada isla el clima que ahora te asedia te resulta insoportable. Tus mechones se hallan desparramados sobre tus hombros, cuando esta mañana estaban afirmados fuertemente en una trenza. Te has desecho de tus prendas impregnadas en sudor y dispuesta a librarte sensación de suciedad, has ingresado al baño. Otra habitación ostentosa. Cerámicas blancas con motivos de enredaderas negras, la bañadera y el lavado hacen juego. Todos los grifos son de auténtico oro. Ingresas en la tina y comienzas a fregar tu cuerpo, el jabón es abundante y espumea sobre la superficie del agua. Te sumerges por completo relajando así tu endeble musculatura... La fatiga que te agobia es intensa, no obstante, te sientes feliz. Hasta el momento solo has tenido el placer de encontrarte con gente agradable. Realmente ansias conocer a la mujer que desposará tu padre. Sin duda alguna, te resulta interesante su persona. Es probable que extrañes la pacífica vida que has llevado hasta el momento, pero el porvenir fulgura en el horizonte poniéndote expectante. Ciertamente presientes que las cosas se pondrán algo excéntricas.

-...- Tocan a la puerta.

-¿Qui...quién?

-Señorita...- es Geraldine- Disculpe, pero el joven amo me lo ha encomendado- debe hablar de tu hermanastro- cuando termine de acaecerse... por favor, colóquese lo que le dejaré sobre la cama y diríjase a la terraza, Laurence la espera.- Efectivamente, ese es tu hermanastro.

- De... acuerdo...

- Entonces me retiro... tenga en cuenta que el joven amo realmente desea conocerla...

Se ha ido.

Te encantaría extender un poco más este momento de paz, sin embargo, ahora estas demasiado curiosa. Sales de la bañadera y te envuelves en una toalla. Al abrir la puerta del baño te encuentras que sobre el colchón hay un vestido color crema. Es de corte imperio, la tela que lo constituye es muy ligera y vaporosa, el escote es en V y no tiene mangas. Encima de él descansa una nota:

"Ojala te guste, no creo que tu vestuario incluya ropa de verano. Te espero en la terraza.

Laurence."

Te lo colocas el vestido. Es muy fresco. No hay duda, se siente mucho más cómodo que las prendas que llevabas puestas antes. Te queda bien, es hermoso, lo has podido comprobar en un espejo de cuerpo completo que has hallado al abrir el placar. Seguidamente cepillas tu cabello y optas por dejarlo suelto; listo, ya puedes ir a reunirte con Laurence.

Al salir al corredor, tus oídos captan una dulce melodía, parece ser un piano...

Aquí es en donde tú intervienes, escoge una opción: 

Si quieres ir directamente a la terraza ve a H5

Si prefieres seguir la melodía ve a H6 


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