Hogar, dulce hogar

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Narra Samuel:

Faltaba tan solo una media hora para llegar, Guillermo seguía completamente dormido en mi hombro era demasiado tierno de la forma que estaba apoyado a mi; tenia los labios entre abiertos, las mejillas algo sonrojadas. Me tome el atrevimiento de acariciar su rostro con la yema de mis dedos. De pronto sentí una voz de mujer, la aeromoza. Que por cierto se notaba lo fácil que era, no es mi deber criticarlas ni nada por el estilo pero básicamente nunca me gustaron las chicas lanzadas.

Aeromoza: ¿Quiere algo?, señor. Lo que sea, estoy a sus ordenes- Lo había dicho de doble sentido.

Samuel: Un vaso de agua, por favor.

Aeromoza: ¿y Para el chico?- volteé a verlo, se estaba despertando. Le susurré en el oído - ¿Quieres algo?

Guillermo: Tomare un vaso de jugo- la chica asintió y fue a buscar las bebidas. Cuando volvió, no se si fue por la turbulencia o a propósito se le derramo el vaso de agua en mi camisa.

Aeromoza: ¡Perdon señor! Le traeré algo para poder sacarlo.

Guillermo: Ahh, Samuel. Esto solo te pasa a ti- dijo burlesco. Le Sonreí y me comencé a sacar la camisa. Busque en el bolso de mano alguna remera que haya guardado y me la puse bajo la sonrojada mirada de Guillermo.

Samuel: ¿Te gusta lo que vez?- le respondí con falsa lujuria.

G: ¡Cla-claro que no!- dijo sonrojado.- disculpeme, fue un accidente- dijo la chica.

S: No se preocupe, los accidentes ocurren- me dio un vaso de agua, que esta vez no se le había caído. Pero al pasarle el jugo a Guillermo como que se encorvó demasiado, dejando ver sus pechos totalmente. Guillermo entonces dijo;

G: Cariño, ¿quieres probar este jugo?. Esta muy bueno.- dijo con evidentes celos. Yo asentí y me paso el vaso, tome un trago y volví a dárselo, para se momento la chica ya se había ido.

Altavoz: Señores pasajeros, les comunicamos por su seguridad; abrocharse los cinturones. Estamos por aterrizar. Desde ya, muchas gracias por elegirnos.

Tal y como indicaron lo hicimos, Guillermo miraba con una sonrisa a la ventana. Se notaba que estaba demasiado feliz. Entrelace sus dedos con los mios mientras el estaba distraído, se dio vuelta para mirarme y me sonrió. Se acerco hacia mí y me besó, yo solo le correspondía, nos separamos y empezó la turbulencia dando a entender que ya estábamos aterrizando.

Bajamos del avión para ya ir a buscar nuestras maletas, mientras sacabamos los papeles y demás pudimos por fin tener todo en orden. Saque mi móvil y llame a un taxi, obviamente no íbamos a caminar como un par de retrasados por todo Los Ángeles con las maletas. Unos minutos mas tarde pudimos visualizar el taxi, subimos y le indique la dirección. Llegamos y le di el dinero, en realidad el departamento era súper grande y espacioso. Subimos las escaleras y saque las llaves. Entramos y Guillermo quedo con la boca abierta.

G: Esto es gigante... Te ayudare a pagarlo, obviamente.- dijo con seguridad.

S: No hace falta, arregle con tu madre. Ella pagara la mitad de departamento.- mentí, no quería que se preocupara por el dinero.

G: Esta bien... voy a desamar las maletas- iba a darse la vuelta pero antes de hacerlo- emm... a todo esto... ¿donde esta la habitación?- ambos reímos

S: Hacia la derecha, unos tres cuartos al fondo.- Como ya dije, este departamento es gigante. Ya venia amueblado, así que no hace falta mucho para decorar, pero si por las dudas queríamos hacerle retoques no habría problema. Primero tendríamos que hacer las compras, así que me fui a la habitación, y deje las maletas. Guillermo estaba en iguales condiciones que yo, me acosté en la cama interrumpiendo su trabajo, suspiro y infló sus cachetes; dándome una vista muy tierna.  Lo agarre del brazo tirándolo arriba mio y lo abrace, cabía perfectamente en ellos.

Queridos alumnos (wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora