Samuel...

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Narra Guillermo:

Una semana a pasado desde que no veo a Samuel... lo he buscado en muchos lugares. Pero en ninguno de ellos lo han reconocido. Hace un par de días vinieron Luzu y Lana de imprevisto, he tenido que mentir sobre mis ojeras y mi peso, solo les había dicho que Samuel se fue de viaje, no quería preocuparlos. No me creyeron del todo, pero hice todo lo posible para que no sospechen de que no era verdad. También tuve que escusar sobre su móvil; diciendo que se lo había olvidado.

No puedo dormir, solo unas cuantas horas, no he vuelto a soñar nada como el primer día. Lo cual por un lado me alegra. Creo que he desmejorado bastante, no he comido nada, solo tomaba agua y volvía a buscar en los lugares que podría estar. Creo que son las 12:45 p.m, no se que hago sentado en este sillón aún. Mire el departamento, estaba algo sucio; seria bueno limpiar para despejarme de mis pensamientos.

Fui a la cocina, abrí el grifo y comencé a lavar los platos que habían en el fregadero. No había muchos, pero aun así quería hacerlo. Termine de lavarlos y seque mis manos. Ahora... la habitación. Abrí la puerta... y como esperaba; todo un desastre, al menos podría despejar mi mente pensado en ordenar todo esto. Comencé por la cama; metí todas las esquinas de las sabanas por debajo de la cama y luego puse las frazadas, acomode las almohadas y ya estaba lista. 

El suelo estaba en iguales o peores condiciones. Mire a mi alrededor: ropa, ropa y más ropa. Examinaba cada una de ellas, la falda que había usado esa noche... alguna que otra camisa de vegetta. Fue sumamente mala la idea de acomodar esto, lleve toda la ropa hacia el lavadero y puse el polvillo de limpieza. Ya había terminado de asear todo el departamento, no tenia más nada que hacer. Tome mi móvil, mis llaves y una botella de agua; iría al parque a hacer algo de ejercicio, eso era lo que le relajaba a él.

Salí del departamento y, como había dicho, me dirigí hacia allí. Todo normal, no había muchas personas. Solo algunos niños jugando, personas caminando, algunas haciendo ejercicio. Empecé a trotar por algo menos de quince minutos, entre tramo y tramo tomaba agua, lo normal para no caer en medio de todo el mundo. Levanto mi rostro hacia una chica y por un momento juro que la conozco.

Me quedo mirándola fijamente, intentando hacer lo posible por reconocerla. Pero no puedo. Vagas imágenes merodean mi mente, pero no logro descifrar de donde. Despierto de mi ensoñación, sigo trotando unas vueltas más. Me pongo a pensar en otra cosa. Pero un toque en mi hombro me saca esa idea de la cabeza. Volteo mi rostro hacia el emisor, Luis...

-¿Willy? ¿Que te ha pasado?- dijo con preocupación

-Nada, ¿Por que lo preguntas?

-Tienes unas ojeras que ni tu mismo puedes con ellas

-No he dormido bien, eso es todo- mentí y le Sonreí. no quiero que sienta pena por mi.

-Esta bien... tienes mi número para lo que quieras eh- me abrazo y se despidió de mi. Asenti aunque no me estuviera viendo. Suspire pesadamente, no puedo mentir más. Corrí hacia el departamento, abrí la puerta y la cerré años espaldas. Fui cayendo en ella mientras sentía mis lágrimas nuevamente. ¡¿Porque me tiene que pasar esto a mi?!

Me canse de mentirles, debería llamar a Luzu y a Lana que no sabia donde estaba Samuel. Pero no podía, no sabia que decirles. Me seque las ultimas lágrimas que caían y me levanté para irme a la cocina, apoye mis brazos en la mesada y suspire nuevamente. Saque un vaso de vidrio y me serví agua del grifo. Pero mis manos me fallaron y el vaso se estrelló contra el piso haciéndose añicos.

Bufé y me agache para poder levantar los pedasitos; uno en especial llamo ciegamente mi atención, lo levante frente a mi. Sin pensarlo mi mano derecha llevo ese pedazo a mi otra muñeca.

Queridos alumnos (wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora