(desde ahora el narrador será omnisciente después de haber conocido a nuestros seis protagonistas desde su punto de vista)
Priscilla entró en el desguace , pero no por el agujero usual , las oxidadas verjas estaban abiertas de par en par lo cuál era muy extraño. Aquel lugar se sumía totalmente en el silencio pero ninguna de sus amigas estaban por allí ; por lo que se comenzó a asustar y a imaginar lo que podría haber pasado. Poniéndose en el peor de los casos quizás. Sus piernas temblaban a cada pequeño ruido que resonaba entre torres de hierro oxidado , la noche estaba cayendo y Priscilla ya no podía ver más allá de unos palmos de su cara.
Las luces de la acera que estaba a unos metros detrás de ella comenzaron a encenderse tras varios segundos de forzados parpadeos por parte de las bombillas. Parecía que necesitaban exceso esfuerzo para iluminar algo más allá de lo que sus ojos veían.
Se adentró un poco más para ver si por algún casual la estaría esperando más adentro porque llegaría antes , aunque Priscilla había llegado a las seis en punto y ya eran y veinte. Se asutó al notar algo en el suelo que resonó al darle un puntapié cuando andaba , esperó a que su corazón se calmase para mirar de cerca aquello que había pateado , aunque los nervios de que quizás su amiga no vendría invadían tanto su cuerpo que tenía el miedo saliendo por cada poro de su piel. Aquel objeto que había pateado era la cadena que hacía que las puertas de aquel lugar estuviesen cerradas para todo el mundo , aunque sólo era la mitad de ella.
Priscilla pensó que quizás podrían haber sido los que hicieron aquel agujero en el otro lado. Y sin pensarlo mucho tomó el trozo de la cadena y se quedó con él en la mano.
-no puedo creer que hayas venido.
Priscilla se giró rápidamente al escuchar aquella voz , la voz de su amiga. Y sus esperanzas regresaron a su mente cómo una oleada.
-pensé que no vendrías-dijo ella esbozando una sonrisa cerrada y dando la vuelta para ir hasta ella-por un momento creí que me habías fallado.
-y yo por un momento creí que eras más espabilada-Priscilla se paró en seco y la miró confusa.
-¿qué quieres decir?-murmuró.
Aquella chica esbozó una sonrisa llena de malicia y con las carcajadas amenazando con salir de todo su interior alzó ambos brazos a la altura de su cabeza y chasqueó los dedos. De repente de ambos lados de la acera salió un grupo de chicos y chicas que cerraron las puertas con un ensordecedor sonido y ataron rápidamente una cadena y colocaron un candado para que Priscilla no pudiera salir.
Ella totalmente echa un mar de lágrimas pedía a gritos que abriesen la puerta y la zarandeaba cómo si con esa pequeña fuerza pudiese abrirla.
-que pases una buena noche en el desguace o en comisaría si el guarda te ve por aquí-dijo la otra con sorna por encima de las carcajadas e insultos de los demás chicos a Priscilla-oh , y no te molestes en intentar salir por el agujero de la parte de atrás , lo arreglaron hace un par de horas. Buena suerte , Priscilla.
-¡no! ¡dejadme salir , haré lo que me digáis pero no me dejéis aquí!-suplicó. Ya no le importaba dejarse en ridículo hasta el punto de ofrecerse para hacer lo que ese grupo le dijera , ella sólo quería salir de aquel sitio que le producía pánico.
-es más divertido verte ahí que hacer de ti nuestro perrito faldero-dijo antes de marcharse con sus nuevos y crueles amigos para dejar a Priscilla sola y aferrándose a la valla mientras lloraba desconsolada.
Se había dejado pisotear , de nuevo.
(***)
Elliot había conseguido abrir una parte importante de un coche que estaba más hacia afuera que los demás , por lo que , tenia acceso a piezas que podrían servir y venderlas o incluso si no estaban tan mal el mismo podría arreglarlas , algunas también serían para arreglar el coche de su padre. Y así conseguir ese dinero y ahorrar el poco que a su padre tanto le costaba ganar , ahora que no tenían más ayudas y el cobro del paro estaba finalizando , Elliot tenia problemas para cubrir sus estudios y algunas pequeñas necesidades que comprar , y su padre estaba entrando en depresión al ver que no podía ofrecerle a su hijo todo lo que se merecía.

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The Strays
Teen FictionLa ex-popular. El friki. La infantil. El nuevo bad boy. La invisible. El gordito. Los seis: almas perdidas, sin nadie que esté junto a ellos en la basta vida estudiantil. Perros callejeros sin un lugar fijo en el que poder quedarse. Están sólos...