Ojos.

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¿Que hora era? ¿Estaba soleado? ¿Valia la pena levantarse hoy? Si que la valía.

Rápidamente me salte de la cama, me duché, bla bla, bla bla, etc.

Tome mi teléfono para ver la hora, pero el dueño de lo más inteligente no lo dejó cargando durante la noche, y por ende nada de batería.

-¡Mamá! - grite fuerte.

-¡¿Que ocurre?! - dijo sobresaltada con cara de preocupación.

-¿Me puedes decir la hora? - sonreí.

Me comió vivo con la mirada de asesina maníaca mata-perros, pero respondió -Son las 13:14.

-Gracias mi vida. - le guiñe un ojo con una sonrisa amplia.

-Si, si, como sea.

Me quede pensando un momento, y descubrí algo que me helo la sangre, un hecho perturbador: no acordamos una hora.

Mi teléfono estaba algo cargado, lo prendí y mande un menjase a.... Hecho perturbado N°2: no sabía su nombre.

¿Como se supone que voy a salir con el? Ni si queira se su nombre, y cuando nos encontremos en su.... Hecho perturbador N°3: no tenía ni la menor idea de en donde vivía.

Luego recordé el hecho perturbador que me salvaría la vida: el tampoco sabía mi nombre.

Mande un mensaje preguntando a que hora le parecía mejor. Respondió con un "ok. ¿Te parece a las 15:00?" (creo que el también se percató de que no acordamos la hora). Siguió escribiendo: "supongo que no sabes donde queda mi casa", respondí que no, luego envió su dirección que por suerte ubicaba.

Ok, 2 de 3 hechos estaban resueltos, pero se asomó un cuarto. Hecho perturbador N°4: ¿era gay?

Deje que ese pensamiento se apoderara de mis nervios, pero me controle y decidí despejar la mente. En fin, ¿por que un chico invitaría a otro chico que no es su amigo, conocido ni nada a su casa, sólos por una tarde?

Recordé que antes debía ir a un lugar por un encargo de mi hermana, y como tenía tiempo, nervios y ganas de tomar aire, que mejor que ir a la biblioteca (que por suete quedaba relativamente no tan lejos de la casa del chico sin nombre).

Tome el autobús hasta la cumbre del conocimiento escrito de la ciudad, al entrar note que había una chica con muchos libros en una de las mesas, era de estatura baja, delgada y morena, cabello castaño muy liso. Por un momento levantó la vista de el mar de letras que estaba devorando, y se dio cuenta de que la miraba. Nuestros ojos se quedaron fijos en los del otro. Jamas había visto semejantes ojos. No eran verdes, ni azules, ni castaños, eran negros, un negro muy profundo y hermoso.

Aparte la mirada al igual que ella. Rápidamente fui donde la bibliotecaria a pedir el libro que mi hermana me había encargado. Era sobre anatomía. Lo guarde en mi mochila y me dirijí a la puerta, pero no antes de ver a la chica de la mirada oscura, pero ya no estaba en aquella mesa, si no que al lado mío, con algunos libros y su teléfono en sus manos. Atiné a sonreírle, ella hizo lo mismo y salió de aquel lugar. Pude notar que usa frenos. (Ok, la chica rara de la mirada oscura, frenos y cabello liso era simpática).

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Ya era hora de juntarme con el. Me quede mirando su puerta un para de minutos hasta que decidí tocar, pero justo antes de eso escuche una voz conocida que me saludaba. Miré para atrás y lo vi, con bolsas de plástico en las manos llenas de lo que sea de que estuviera dentro de ellas. No dije nada por unos segundo, me quede mudó por una vergüenza inexplicable, pues no había hecho nada que pudiera causar aquel sentimiento.

Azul y Gris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora