capítulo ocho

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"Jeri, despierta." Dijo fuerte y claro. Pero la chica no se movió en lo absoluto.

Kris dejó de hacer lo que hacía y fue a donde estaba ella para sacudirla un poco.

"Despierta."

Jeri abrió los ojos de golpe y lo primero que vio, fue la espalda de él. Siguió mirándolo, Kris caminaba de aquí para allá apurado, guardaba cosas en unas mochilas y checaba su computadora. Las esperanzas de Jeri al abrir los ojos y darse cuenta que todo era un sueño eran cada vez más nulas. Sus ojos pesaban, los calmantes que le había dado aún tenían efecto, luchaba por mantener los ojos abiertos.

"No te duermas, estamos en contra de reloj." Habló duro. Jeri notó ese torno se advertencia.

"¿Qué está pasando?" Se puso de pie de aquel incomodo sillón.

"Ponte los zapatos, es hora de irnos."

"¿Qué?"

"¡Hazlo!"

Asustada por aquel grito, tomó rápido sus tenis y se los puso. Sin decir nada, fue a la puerta, Kris la esperaba ahí. La tomó del brazo con fuerza y la jaló fuera de las habitaciones. La noche estaba fresca y debido a que estaban en las afueras de la ciudad, el cielo se veía tupido de brillantes estrellas, era hermoso, pero Jeri no podía disfrutarlo. Kris le indicó que subiera en la parte trasera del auto, en el asiento del acompañante dejó las mochilas que llevaba y corrió a la cajuela por una más, la cual se la entregó a Jeri. Subió al auto y prendió el motor bruscamente, en menos de dos segundos se encontraban en la carretera.

"¡¿Qué mierda está pasando?!" Jeri preguntó alterada y asustada.

Kris miró por el espejo retrovisor, pero no a ella, sino a la carretera. Un par de luces lejanas se alcanzaban a ver a unos 70 kilómetros.

"Jeri, hazme un favor." Trató de sonar lo más tranquilo posible, pero su voz era dura y con temor. "Agáchate, no levantes la cabeza hasta que yo te diga. Sólo cúbrete."

"Pero qué mier... ¡Ah!" Soltó un gritó ahogado cuando el carro aceleró, debido a eso, ella se tumbó en el asiento. "¡Ten cuidado, coño!"

"¡Agáchate!"

Jeri no sabía nada de lo que pasaba, estaba totalmente perdida y Kris no ayudaba mucho que digamos. Planeaba reclamar y exigir una explicación. De repente, un impacto en la parte trasera del auto la hizo tragarse todas sus palabras y enfriar su sangre hasta quedar pálida del miedo. Un disparo.

"Sujétate."

Sin pensarlo dos veces, desabrochó su cinturón y se tiró bajo los asientos, cubriéndose los oídos para amortiguar el sonido de los disparos que ahora eran continuos. El temor se la estaba comiendo viva. Iba a morir. Yixing, Yixing era lo único que estaba en su mente justo ahora y su familia también. Cada disparo hacía que su corazón se parara.

"¡Jeri!" Gritó Kris desde enfrente. "¡La mochila! ¡La mochila que te di!" Jeri miró la mochila negra en el asiento. "Adentro hay unas esferas, bien, necesito que las tomes y las dejes caer por la ventana."

"¡Estás loco!" Gritó histérica y con lágrimas en sus ojos. "¡Nos están disparando!"

"¡Y lo seguirán haciendo si no haces lo que te digo! ¡Hazlo, joder!" Kris estaba furioso y alterado.

"¡No!"

No iba a dejar que la frustración lo cegara, sabía que si quería que Jeri hiciera eso, tenía que calmarla. Además, esto no es nada a comparación de lo que venía.

"Escucha, Jeri, escuchame." Su voz se escuchaba más fuerte aún con los balazos de fondo. "Estamos lejos de ellos, son los idiotas de Huang Lee y Zhong Mi, son unos completos inútiles para usar una pistola, no podrán darte." Jeri seguía negándose. "Está bien, si no lo haces, moriremos. Así de simple."

"¡¿Así de simple?!"

"¿No quieres morir, verdad?" Obviamente no quería. "Si lo haces, prometo dejarte libre en el próximo condado, podrás volver a Seúl, volverás a ver a Yixing."

¿Planeaba dejarla libre? Sí. Se había metido en un problema, un problema bastante grave y prefería zafarse de él a tener que aguantar con un estúpido secuestro, total, el dinero ya era suyo.

Jeri tomó la mochila y con manos temblorosas bajó la ventanilla. Abrió el cierre y pudo ver una docena de aquellas esferas negras, lucían peligrosas. Justo cuando iba a lanzar la primera, un disparo pasó frente a ella, gritó histérica y entró en un estado de shock.

"¡Jeri hazlo!"

Sacudió su cabeza, tenía que hacerlo, quería ser libre. Dejó caer la bola y rápido se apresuró a lanzar más, fue entonces cuando estaba por tirar la sexta, cuando destellos de fuego aparecieron, miró asustada a la carretera, los disparos habían terminado. El carro de los otros había explotado.

Un fuerte mareo llegó a ella, tomó su frente y limpió el sudor frío que caía de ella. Kris frenó y se giró para verla, se asustó, Jeri estaba totalmente palida.

"¿Los he matado?"

"No, Jeri tú no..." Y fue inútil seguir hablando, Jeri cayó inconsciente.

-

La luz empezaba a molestar los párpados cerrados de Jeri. Se reincorporó de la cama donde estaba acostada, talló sus ojos y sintió rápido una punzada en su pecho al recordar lo anterior experimentado. Sus ojos dieron con Kris, estaba usando su laptop sentado en un pequeño escritorio de la esquina. Torpemente pero en silencio, se puso de pie y caminó a donde estaba él, quedándose algunos pasos atrás.

Miró la pantalla negra con letras que aparecían con velocidad color verde, no entendía absolutamente nada. Su expresión se volvió más confundida aún cuando la pantalla se distorsionó y se reinicio el equipo por completo. Kris dejó de teclear y lo primero que hizo fue cubrir la cámara de la portátil, un temor incontrolable lo invadió al ver aquel pequeño pero catastrófico mensaje que mostraba la pantalla. Sabía lo que significaba y cuán grave eran aquellas letras. Estaban jodidos.

CORRAN

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Emily ©

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