Capítulo 7

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La chica de la foto del capítulo es Lucy Powell (Redes).

Desde que pisé el instituto Plader todo el mundo me mira con mala cara por ser mutante, pero se veía venir que descubriesen que lo soy.

Hoy me dejé el gorro en casa por primera vez en la vida... Y me siento muy extraña sin él...

— Sheila, ahora te toca matemáticas conmigo y con Delia — dijo Ray sacándome de mis pensamientos.

— Guay...

Poco a poco se me ha ido quitando la timidez con mis amigos y con los estudiantes del instituto Xabier, y también cojo confianza.

— Sheila, ¿te apetece una galleta? — preguntó Rina con una sonrisa en la cara. Y de seguido, miró a su hermano ofreciéndole otra.

— Graciassss... — agradecí lentamente haciendo largo el sonido de la s.

"Riiiinnggggg" sonó el timbre indicando la primera clase.

Estaba contenta. Por primera vez en mi vida tenía amigos... ¡Aún no me lo creía!.

Siempre me acostumbré a caminar por los pasillos sola con las miradas de odio de mis compañeros. Ahora, las miradas de odio seguían igual, pero no estaba sola...

Seguí a los hermanos hasta una sala de color crema con muchísimas mesas... ¡Se veía que era un instituto algo rico!.

Fueron entrando unos cuarenta alumnos por lo menos, que se fueron sentando poco a poco en las primeras filas sin tener en cuenta que nosotros tres ya casi nos habíamos instalado en esos sitios.

"¡Malditos!..." — pensé.

Suspiré y mi pelo se volvió negro.
Notaba como mi sangre me subía hasta la cabeza, y mis puños se cerraban automáticamente.

— Calmate, Sheila... No merece la pena... — dijo Ray intentando tranquilizarme con su brazo izquierdo en mi hombro.

En parte tiene razón. Además, no creo que por meterles una margarita en el culo a mis compañeros lleguen a tratarme mejor...

Cogí de nuevo mis cosas y me instalé al fondo de la sala junto a mis amigos. Solo tuvieron que pasar doa minutos para que entrase la llamada "Señorita Prix". Ella era una señora de avanzada edad, pelo negro, rizado y corto, considerable gordura y llevaba un cuaderno negro debajo del hombro.

— Buenos días, clase. — dijo con una voz fuerte y grave — Hoy, tenemos una nueva estudiante aquí. — dijo mirándome con una malévola sonrisa — Su nombre es Sheila y va a pasar a la pizarra a presentarse debidamente.

"¡Mierda! "— pensé.

Miré asustada a Rina y después a Ray. No quería salir a la pizarra, pero parecía que tampoco es que tuviese mucha opción...

Me levanté lentamente y me fui dirigiendo a la pizarra mientras la profesora Prix me "animaba" con una sonrisa de oreja a oreja.

— Yo... Soy Sheila Parket, tengo 16 años... — no sabía que mas decir.

— ¿¡Eres una mutante!? — preguntó gritando una chica rubia de ojos azules que vestía como una puta.

Me había quedado en blanco. No sabía que responder... Pero tampoco podía mentir.

— Si... — dije tímidamente, pero con la cabeza bien alta... Aunque era también algo obvio que fuese mutante. Esa chica era una genio seguro...

— ¿Cual es tu poder? — preguntó un chico de pelo negro y ojos grises por la mitad de la sala. Tampoco quería responder esas preguntas, pero tampoco es que tuviese mucho remedio...

Mi pelo se volvió rojo involuntariamente...

Todos en la clase se quedaron callados. Yo me encontraba quieta y callada esperando una respuesta...

— ¡Pero menuda m*erda de poder es ese! — gritó un chico de pelo rubio con cresta azulada desde el fondo.

Toda la clase se puso a reír y mi pelo se volvió a poner negro...

— ¡No es sólo eso! — grité enojada. Estos chicos no tienen nada de educación ni respeto. ¡Deberían aprender un poco de Delia!.

Busqué la flor de plástico que estaba en la puerta de la sala para darles una lección. En la tierra de la mazeta, hice que creciese un hermoso tallo que con pocos movimientos de mi mano, creció y creció hasta convertirse en un gigantesco árbol que llegaba hasta el techo de la sala. La clase se volvió a quedar totalmente en silencio.

— ¡Pero menuda m*erda!. ¿¡De que sirve hacer árbolitos!? — volvió a gritar el cresta azulada del fondo.

No pude evitar hacer que se estirase una rama del árbol hasta su boca y tapársela completamente para ver si se callaba un momento y dejaba su arrogancia a un lado. El chico se arrancó la rama de su cara ferozmente y me dedicó la mirada asesina de mi vida, pero yo se la devolví con un sonoro beso a distancia.

— ¿Alguna pregunta mas? — pregunté con una sonrisa mientras mi pelo se volvía rosa.

Y de vuelta, hice que el árbol menguase hasta desaparecer completamente.

Continuará...

El pelo de Sheila cambia según sus sentimientos.

Cuando lo tiene negro, es porque está enfadada

Rosa, alegre

Azul, triste

Rojo, enamorada o con vergüenza

Verde, tiene miedo

Y blanco, está seria o normal.

Mi chica XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora