-Vuela, Bran, Vuela- El cuervo le hablaba, otra vez.
-Y-Yo...- Bran se encontraba cayendo de aquella alta torre, otra vez con el fondo totalmente profundo y sin final, Bran quiso decir que podía, como ya lo había hecho antes en su primer sueño con el cuervo, en Winterfell... Pero los recuerdos tristes lo nublaron.
-¡No sé como hacerlo! - Dijo entre lágrimas después de gritarle al cuervo, éste se alejó y Bran escuchó un terrible estruendo que lo hizo levantarse en seguida, exaltado y tembloroso. Su vista se intentó incorporar en aquella espesa noche oscura, las estrellas lograron dar un poco de luz a la vista del pequeño Bran tembloroso. Su sudor era frío, al igual que el viento en esa noche. Se levantó como pudo, algo agotado, con la ayuda de sus manos, y después incorporó todo el peso en sus brazos para apoyarse en el tronco del árbol que yacía a su lado, recostó su espalda y cerró los ojos para tranquilizarse un poco aunque en tan sólo unos segundos oyó un crujido en le hierva, como una pisada.
-Jojen...- Bran había abierto sus párpados para encontrarse con él.
Pudo observar que él chico había sonreído aunque se le notaba algo borroso, Jojen se acercó a él y sentó a su lado, ahí, cuando estaba más cerca de él, notó gracias a la luz de las estrellas y de la luna los hermosos ojos del joven Jojen, verdes esmeralda que brillaban a la vista de Bran, con una suave sonrisa inclinada hacia un lado. El pequeño Bran no supo mas nada que hacer sino que sonrojarse.
-Otro terrible sueño.- Dijo Jojen, aún con su sonrisa. Bran sentía como comenzaban a arder sus mejillas pero, ¿Por qué?
Bran asintió con la cabeza apenado.
-Para la próxima estaré contigo, mi príncipe. - Jojen se acercó un poco más a Bran y le dio un beso en la frente.
-Mi príncipe, debería seguir durmiendo, yo lo acompañaré en su próximo sueño, no tenga miedo.- Bran ahora no sólo sentía arder sus mejillas, también un millón de mariposas festejaban en su estomago y un extraño escalofrío le recorrió todo su cuerpo, pero él no entendía esa extraña situación.
Jojen sonrió por ultima vez se levantó, se iba a dirigir a las gruesas sabanas de piel que le servían de cama hasta que la voz de Bran lo interrumpió.
-¿T-Te podrías quedar a mi lado?- Dijo Bran, con la mirada baja aunque, después de decirlo, volvió a encajar su vista en la de Jojen con cierta timidez.
-Por supuesto, mi príncipe. - Soltó una pequeña risa y se acercó al chico, Bran se iba a recostar nuevamente en los gruesos pelajes pero Jojen lo tomó por su torso y se recostó sobre el árbol en donde se encontraba Bran y a éste lo coloco en su pecho, abrazándolo con una de sus manos y el otro jugaba con su cabellos, algo que a Bran lo hacia dormirse en segundos.
Bran se sorprendió por el acto que hizo Jojen, al principio se sobresaltó pero al recostarse sobre el pecho de Jojen hizo que se tranquilizara de cierta manera, aunque su corazón no paraba de latir tan rápido y sus mejillas seguían enrojecidas.
-Si te incomoda...- Jojen rompió el silencio pero rápidamente Bran lo abrazó como pudo, aunque su piernas ahora eran un peso muerto, pudo moverse con algo de dificultad para abrazarlo.
-No- Bran cerró los ojos y relajó su cuerpo, para sentir que el corazón de Jojen se encontraba igual de rápido que el de él. -No me molestas.- No dejó terminar a Jojen cuando notó su corazón.
Bran alzó un poco la vista para ver como Jojen ahora estaba sonrojado con una tierna sonrisa y su mirada se volvió conectar con la de Bran.-Buenas noches, mi príncipe.-
-B-Buenas noches Jojen...-
Bran cerró los ojos en busca de sueño mientras Jojen no quitaba su vista de él y siguió jugando con su pelo, al final, Bran se hundió en un profundo sueño y Jojen lo acompañó.