El soldado, cubierto de barro y miedo, asomo los ojos a ras de tierra .
no sabia donde estaba, salvo por la batalla que lo rodeaba.ignoraba hacia que lado estaban los suyos.
el humo se alzaba despacio.apenas si lograba una escasa protección en el agujero en el que había caído después de que la explosión de la granada le lanzara por el aire.y ni siquiera estaba herido.
el soldado, sosteniendo su arma con las manos y sus lagrimas con los ojos,busco una salvación.
los estallidos eran continuos-retumbaban en el aire. sacudían el suelo. esparcían gritos y silencios a partes iguales.bastaba dar unos pasos para encontrar restos diseminados, de unos y otros, amigos y enemigos.la tierra era roja como una puesta de sol tras la cual la humanidad ya no fuese a despertar.
quería echar a correr.
el soldado,mitad hombre mitad despojo, mastico despacio su miedo y después escupió el barro.saco un poco mas la cabeza. un poco mas.
miro de derecha a izquierda, hacia el frente y hacia atrás.
creyó estar solo.
solo.
un breve segundo.
entonces oyó el disparo.
distinto de los demás disparos lejanos. diferente de las otras explosiones lejanas.
tan próximo.
y real.
y.....
vio la bala.
volaba muy rápido, como un dardo de plata oscura, recta y directa hacia su frente.
quiso agacharse, pero ya no pudo. quiso apartarse, pero sus músculos ya no lo obedecieron. quiso rezar, pero supo que ya no tenia tiempo. quiso llorar, pero comprendió que era tarde. quiso gritar, pero estaba mudo.
entonces la bala se detuvo.
a unos quince,tal vez veinte centímetros de su rostro.
el soldado parpadeo.
ya no se oía nada. de pronto la guerra parecía haberse detenido. el humo estaba quieto. los resplandores, estáticos. su propio corazón, suspendido entre dos latidos.
esperaba ver pasar su vida en una fracción de segundo, pero lo que vio, frente a el, fue.....
