Aprender y huir

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Amber Gray

Ha pasado una semana desde que estoy aquí, transformarse era más difícil, de lo que creería, a veces apenes lograba sacarme algunas escamas, mi cuerpo entero dolía, mi padre decía que era porque la sangre de dragón era extremadamente poderosa y puede tomar energía, decir cómo hacerlo era sencillo, pero ya hacerlo era lo más complicado que he hecho, ya que no se cómo eran los dragones o algo de éstos, cada vez que pensaba en ello me recordaba a los dragones medievales. Mi padre dice que son muy parecidos, pero era demasiado difícil la transformación. Sumida en mis pensamientos no escuche a mi padre entrar, ya no dormía en el inhóspito cuarto blanco, sino en una pequeña recamara blanca, aunque la cama era un color rosa, lo cual se me había hecho raro pero mi padre dijo que era hora de que me sintiera más cómoda.

- Amber, hola- me dijo

- Hola Jhonatan- le dije fríamente

- Te dije que me llames papá- me dio una sonrisa que no llego a sus ojos, cada vez que lo pensaba, no nos parecíamos físicamente.

- Deberíamos empezar a trabajar - odiaba tratar de transformarme, solamente me dejaba débil y enferma, pero siempre me tengo que repetir que es por Sophie, es la única razón por la que no intente escapar antes, aún tenía mis dudas pero ayer la vi, ella está en un cuarto muy parecido al mío, pero sin la cama rosa, a veces me gustaría poder sacarla de ahí y huir las dos juntas, pero ni siquiera sé dónde estamos.

- De a acuerdo- conteste de mala gana

- Bueno, ya sabes que hacer, concéntrate-. Me imagine a una dragón color oro puro, trate de entrar en la imagen, estando en una especie de trance me sentí casi al instante cansada, pero al mismo tiempo fuerte.

Cuando abrí los ojos seguía siendo yo, solamente que mi piel era de color oro, mi padre me miro esperanzado, luego me sonrió y aplaudió, sentí como el cambio se iba y me dejaba exhausta, cuando mi piel volvió a su tono normal, me desplomé, me sentía agotada, como si hubiese corrido un maratón.

- Felicidades Amber, has progresado mucho - me dijo muy alegre

- Gracias, ¿qué quieren hacer con mi poder cuando pueda controlarlo?- pregunte llena de curiosidad

- Tú no tienes que preocuparte por nada, nos aseguraremos que tenga un buen uso- cuando lo dijo me dio escalofríos, ¿un buen uso?, no podía imaginarme su percepción de "buen uso".

-¿Dónde dejaste a Safrina ?- aún no me lo había dicho pero quería sacarle esa información

- Te digo que debe poderse por su propia seguridad o ella se meterá en un gran lío por conocerte- mi dijo

- Y mi madre, ella me debe estar buscando y también a Safrina- le dije con frialdad

- En serio? jajajajaja ella nada más te está buscando a ti no a Safrina, ella no le importa, pero tu mamá tiene conocimiento de tu poder-sentí que se me escapaba el aire de los pulmones, ¿cómo puede decir eso?, si Safrina era su adoración por ser mi hermana pequeña

- Eso es imposible- conteste aunque tenía un nudo en la garganta, ¿cómo él puede ser mi padre, esté monstruo, aparte puede que él ni siquiera sea mi padre, pues no nos parecemos en nada físicamente,

- Sabes?, en algún momento alguien vendrá a rescatarnos a Sophie y a mí, y tu vas a sufrir las consecuencias, por raptarnos- conteste fríamente, mi amenaza sonó mejor de lo que yo creía con mi voz que se sentía tan frágil

- Jajajaja eso es imposible, aún seguimos en Brooklyn, pero estamos en un lugar donde nadie pensara en buscarnos- contesto con burla, buen punto para mi aún seguimos en Brooklyn, ¿pero la pregunta es dónde?

Fuego y luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora