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Loïc caminaba lentamente por el pasillo principal de la segunda planta del edificio de bachillerato, con sus habituales andares de superioridad. No era precisamente alto y, una vez más, vestía una sudadera negra bastante ancha, junto con unos vaqueros oscuros ajustados. Era bastante atractivo, aunque nunca había tenido mucho éxito con las chicas. Su rostro estaba caracterizado por unas oscuras ojeras, que contrastaban con su piel pálida.

Movió la cabeza para que su flequillo rubio no le tapase los ojos y se apoyó en la pared que separaba el aula de dibujo con el pasillo para esperar a David.

Vio pasar a Víctor y a su hermana por delante de él.

— Pobres de mierda...—murmuró por lo bajo.

Víctor giró la cabeza y dirigió a Loïc una mirada de odio. Pero siguió caminando, acelerando el paso ligeramente.

De pronto, una mano le golpeó el hombro. A su lado, un chico de pelo oscuro, algo más alto que él y ni de lejos tan atractivo, le sonreía.

— Eh, Loïc. ¿Qué tal?

El muchacho suavizó su expresión y asintió con la cabeza para dar a entender que estaba bien.

David, acostumbrado a que Loïc no se preocupara por su estado de ánimo, le apremió para que entrara en la clase. Vestía del mismo modo que Loïc, pero su ropa era bastante más barata. A diferencia de su amigo, David caminaba con los hombros altos, pero sin ningún deje de superioridad, y normalmente sonreía.

Mientras que los rasgos de Loïc eran finos y casi perfectos, como si estuviera hecho de porcelana, los de David dejaban mucho que desear.

Se sentaron al final de la clase, uno al lado del otro.

Cuando la clase se hubo llenado de gente, Loïc se levantó para ajustar la altura de su taburete. Este estaba bien colocado, pero el chico quería hacer sonar la rueda se su asiento para que todos le miraran.

Sonrió al ver que su plan había dado resultado y se sentó de nuevo.

Tras un par de minutos, la profesora entró en la clase. Dio los buenos días y mandó callar.

— Hoy vamos a dibujar figuras geométricas— anunció—. Os recuerdo a los que no hayáis terminado el proyecto de la semana pasada que el plazo acaba el martes que viene, así que ya podéis ir dándoos prisa.

Loïc resopló.

— Ya estamos. Vaya mierda de clase. Y de profesora. Y de gente con la que nos ha tocado estar— miró a su alrededor con aire despectivo.

David sonrió, sintiéndose excluido de las palabras de su amigo. Parecía no incluirle en las frases que decía para mostrar su descontento.

Sacaron la carpeta de dibujo de su mochila y continuaron con lo que habían dejado a medias en la clase anterior. No hablaron demasiado durante la clase. David observó el ágil movimiento de los dedos de Loïc, trazando perfectas líneas en el papel, y deseó poder hacer lo mismo.

Pasaron las clases.

Durante el recreo, Loïc y David estuvieron donde estaban siempre. Nadie nunca podía ocupar los escalones y el rincón entre la columna y la cristalera del edificio de los pequeños.

No se trataba de una norma, ni de una amenaza. Simplemente, de un punto ético subconsciente. La gente los veía ahí y asociaba ese lugar a aquellos dos chicos. Y cuando no lo ocupaban ellos, no lo ocupaba nadie.

Al acabar el día, Loïc y David caminaron escaleras abajo, en silencio, despacio, juntos. Siempre juntos. En pocas ocasiones se separaban. Al llegar al punto donde tenían que separarse, David dirigió la mirada hacia Loïc.

— Tengo ganas de que llegue mañana.

— Ah, sí, mi padre me ha traído el juego— sonrió Loïc—. Además dice que a lo mejor sale una consola nueva. Tengo ganas de que lo pruebes.











Esperamos que os haya gustado.






Heaven is a place on Earth with you (español [Yaoi])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora