Cap. 2

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Miren, ¿a quién tenemos aquí?-escuche una voz patosa detrás mío, cuando me escabullía al bosque. Decidí ignorar aquella voz, por lo cual seguí caminando, pero dos chicos me bloquearon el paso.- a la bruja de este pueblo.

-March, déjame en paz- suspire asqueada ante su presencia.

-¿Dónde vas, bruja?-pregunto agarrándome del brazo.- el bosque está prohibido, lo sabes.

-¡solo los idiotas le temen al bosque!-le grite en la cara.

-¡cállate!-me dio una cachetada.- eres una maldita bruja, mi padre te va echar del pueblo en un segundo.

-me da lo mismo lo que haga Valentine-dije intentando zafarme de su agarre.- sería más feliz si viviera fuera de este maldito pueblo-. Me dio otra cachetada.

-ahora te llevare con mi padre- me comenzó arrastrar hacia la plaza, pero antes que llegáramos le di un golpe en su entrepierna y salí corriendo hacia el bosque.- ¡atrápenla!-escuche.

Corrí con más fuerza al escuchar cómo me perseguían. Fui bajando la velocidad al ir internándome en el bosque. Me escondí detrás de un árbol.

-la bruja se escondió en el bosque- escuche decir a uno de los amigos de March.

-esa maldita bruja me las va a pagar-decía March con rabia.

Casi se me para el corazón, cuando un brazo me agarro de la cintura y me tapaban la boca con una mano, forceje un poco hasta que vi unos feroces ojos verdes mirándome con diversión. Me hizo un gesto para que guardara silencio junto con un pícaro guiño. Enseguida de soltarme, coloco sus manos alrededor de su boca para comenzar a aullar. Me mordí la lengua para evitar carcajearme al ver a March y a sus amigos corriendo muertos de miedo hacia el pueblo.

-eres muy malo, Garrick-dije aun riéndome.

-son unos cobardes-río.

-estoy de acuerdo-asentí con una sonrisa en el rostro.

Su risa se esfumo al verme el rostro. Me tomo del mentón examinando mi mejilla derecha.

-voy a matar a esos malditos-gruño caminando hacia el límite del pueblo.

-no, Garrick-lo agarre del brazo.- estoy bien, estoy acostumbrada, no le des importancia.

-¿Cómo se atrevieron?-susurro acariciando con suavidad mi mejilla lastimada.- no deberías estar acostumbrada a estas cosas, Lilliath.

-es la vida que me toco-dije encogiéndome de hombros.

-ven vamos, tengo que curarte la mejilla.

Desde el día que conocí a Garrick, hace 8 años, hemos sido los mejores amigos. Siempre nos hemos cuidado mutuamente, sobretodo él a mí, siempre busca la manera de los demás chicos me dejen de molestar sin tocar el pueblo. Garrick nunca ha puesto un pie en el pueblo, dice que no le agrada mezclarse con gente estúpida que le hace caso a las leyendas sin sentido. A pesar que nos tenemos mucha confianza el uno al otro, siempre he sentido que Garrick omite algo, algo que no quiere que sepa nunca.

-está listo-dijo al terminar de sanar mi mejilla.

-gracias.

-me fastidia que te golpeen casi siempre-susurro apoyando su frente con la mía.

-tranquilo, es algo que ya acepte hace mucho-te acaricie su azabache cabello.

-eso no debería ser así-sus ojos irradiaban rabia.

-pero lo es, tú y mi madre son lo único que me importa, mientras estén bien puedo aguantar cualquier cosa-mis ojos estaban fijos en los suyos, plomo contra esmeralda.

-algunas veces suenas como si fueras la persona más fuerte del mundo-bufó echándose hacia atrás,- tan solo eres una pelirroja desordena de estatura de un enano.

-¿Cómo que enano?-me levante con las manos en la cintura.- no es culpa mía que seas una montaña.

-algunas veces debo estar muy atento para no pisarte-se carcajeo.

-imbécil-le lance una piedra que le cayó en el pecho, sus ojos me miraron fijamente reflejando que estaba en serios problemas-¡oh, mierda!

Salí corriendo antes que él hiciera cualquier movimiento, corría con todas mis fuerzas, podía sentir las grandes zancadas de parte de Garrick detrás de mí.

-¡te atrape!-exclamo victorioso al agarrarme del cintura al llegar al río.

-siempre lo haces-me reí, amaba ver a Garrick feliz.

-y siempre lo hare-arqueo una ceja con cierto deje de burla mirando de reojo al agua.

-ni se te ocurra-dije al ver sus intenciones.

Simplemente rio tomándome en brazos dando zancadas hacia el río, con suerte alcance tomar aire antes de sentir como el agua me rodeaba por completo. Moví los brazos hacia la superficie, llene de aire mis pulmones al poder salir.

-estas hecha un desastre-escuche junto con una estridente risa.

-te odio-grite lanzándole agua.

Él me la devolvió provocando que termináramos jugando en el agua. El sonido del agua junto nuestras risas irrumpieron la tranquilidad del bosque. El único lugar donde podía ser completamente feliz.

¿Donde vas, Caperucita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora