Opresiones

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Lo que sentía no era una opresión. Tampoco sentía que Kuroko le estaba siendo infiel o había sido engañado por él. Nada de eso. Mibuchi ya lo dijo, ¿no? Que sentiría todo lo que Kuroko sintió durante esas épocas... Pero no lograba tener la sensación por completo.

Sí. Su corazón latía tan rápido, signo de que Kuroko estaba sintiendo amor por el castaño, pero había una parte de él que no tenía el sentimiento de amor en su cuerpo, mas no lograba identificarlo. No eran celos, porqué bien sabía sobre la relación que tuvo su pareja con Ogiwara. El peli celeste le contó, justo después de ganar la Winter Cup, que lo que tenía con el castaño era más que amistad, pero le restó importancia a ese asunto diciendo que estaba bastante contento de ganar con Seirin, de estar a su lado y ser su sombra.

En ese momento no lo creía. Kuroko había llorado con tanta felicidad en su mirar cuando aquel castaño se presentó con el gritó que le dio fuerza a todo Seirin, así que el ''más que amistad'' significaba algo más fuerte. Y ahora lo sentía. Kuroko SÍ se enamoró de Ogiwara, tal y cómo se encontraba él mismo de su sombra.

—Lo ve con tanto sentimiento...

Se oyó en voz de Takao. Claro que le veía con sentimiento, después de todo era su primer amor... Uno completamente fallido, porque no importaba lo poco que él sabía de su relación, eso era suficiente para darse cuenta de que lo que hubo entre ellos fue de amistad a nada, y lo peor es que sentiría el desenlace de esa relación tiempo más tarde.

Mientras que Kagami observaba cada escena protagonizada por su pareja y cierto castaño, el resto del grupo lo hacía en silencio, sumergidos en sus propios pensamientos. Cada vez iban creciendo, Kuroko y Ogiwara tomaban ese aspecto más adulto con el pasar de las ocasiones en que se encontraban para jugar baloncesto, y todos podían notar los cambios en sus rasgos. Primavera, verano, invierno, otoño; esas estaciones pasaban acorde a los partidos que jugaban.

Kagami recopilaba la información necesaria, Himuro y Sakurai ya lo habían dicho, no más dudas para poder salir pronto. Debían resolver todo en su cabeza con las imágenes que el destino les presentaba, así que no tenía por qué distraerse. Y bajo ese mismo contexto los demás trataban de no prestar atención, si no se preguntaban algo la salida llegaría pronto, y eso era lo que querían.

Sentados en las bancas, casi esparcidos por éstas, la mirada de Sakurai se encontraba perdida en algún punto del suelo. Vaya hojas más bonitas tendría el asfalto para que el castaño se les quedara viendo, pero la verdad era que pensaba, y mucho.

Aomine no se había tomado la molestia de explicarle lo de Teiko, y fue por eso que su mente seguía llena de dudas al respecto, así como también de su, aparentemente, intima relación que tuvo con Kuroko. ¿Acaso era la confianza? No, Aomine era muy sensible en ese tema, y el incomodar a su pareja con preguntas que podrían ser interpretadas cómo jugo de limón en una herida abierta no era su intención. Así que todas esas preguntitas quedaban atrapadas en su mente, tratando de encontrar una respuesta por sí solas.

Tan sumergido estaba que apenas sintió una mano posarse en su hombro. Reconocía ese tacto, suave pero decidido a la vez, Furihata trataba de llamar su atención. Llevó los propios a los ajenos, fingiendo una sonrisa de total despreocupación para esos ojos café que le miraban preocupadamente. Obvio Furihata no se lo creyó.

—¿Qué pasa, Saku?
—No es nada, Furi.

Oh, ese desviar en medio del hablar era signo de que mentía, pero lo dejó pasar. A cambio, posó su vista para ver cómo Kuroko intentaba vanamente burlar a Ogiwara con un dribleo, luego se giró a Takao y Kasamatsu para ver como jugaban un Jan Ken Po y por último vio cómo Himuro jugueteaba acostado en las bancas del lugar con el anillo de su cadena. Para ese entonces, Sakurai había devuelto sus orbes al suelo, escribiendo con una simple ramita el número cuatro... pero al revés.

Déjà vu [Descontinuada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora