Capítulo 2: "Acosada"

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El resto de la semana había sido tranquila y normal. Bueno, lo último más o menos.

Luego de ese primer día de clases, cada vez que salía de mi casa y me dirigía al colegio me encontraba con uno de esos chicos raros sin remera que me habían acompañado. Era alto y musculoso, intimidaba con su presencia; su pelo era castaño oscuro en las raíces y mas claro en las puntas, al parecer se lo había teñido o algo por el estilo.

Parecía un acosador esperándome todos los días, ¿O lo era?. Esto ya estaba empezando a darme miedo.

Primero pensé que vivía cerca de mi casa, pero luego me comentó que su casa estaba prácticamente en la otra punta. Trataba de evitarlo, pero era imposible.

Ya le había comentado a mis amigas, ellas estaban peor que yo.

-Irina ya vas y le dices a tu madre que tienes a un acosador vigilandote todos los días- el rostro de Julia estaba totalmente serio.

-Antes quiero arreglar las cosas con él, quizás es sólo un malentendido- le respondí.

-¿¡Cómo va a ser un malentendido si nos has dicho que vivía en la otra punta!? ¿¡Es que acaso eres tonta!?- Zoe me miró con el ceño fruncido.

Habían hecho que me arrepintiera totalmente de haberles comentado de "mi acosador" según decían ellas.

Suspiré. -Sólo hablaré con él y le diré que deje de ir a mi casa y seguirme; y si sigue haciéndolo le diré a mamá-.

Mis amigas me miraron y alzaron sus manos a modo de rendición. Suspiraron y siguieron haciendo la tarea.

Recordar lo que ellas me habían dicho me hizo pensar todo el fin de semana en las palabras que le diría a David sin hacerlo molestar, debía buscar las palabras justas.

Al final decidí no ir a la fiesta que me habían insistido en ir, lo cual las hizo enfurecer, pero tenía una buena excusa para quedarme en casa.

Pasé todo el fin de semana encerrada en mi casa pensando, y viendo anime por supuesto. Amaba ver anime, más que nada el género shōnen (generalmente lo ven más los hombres).

En un pestañeo de ojos ya estaba vistiéndome para ir nuevamente al maldito colegio ¿Por qué la semana era tan larga y el descanso tan corto? Era muy injusto -por lo menos disfruté mi fin de semana- pensé.

Cuando salí de mi casa David ya estaba ahí esperándome.

-¿No te cansas de venir a mi casa?- dije con brusquedad, hoy no era mi día. Me miró confuso, luego me sonrió.

Empezamos a caminar, no quería que se me hiciera tarde.

-No, me gusta venir a verte antes de entrar a mi escuela, así mis mañanas son más pasables- No pude evitar sonrojarme, ¿Y a éste tío que le pasa?

-Además así puedo evitar que algún maniático te haga algo, chicas como tú no deberían andar por la calle solas- dijo un poco serio.

Eso me molesto, ni que fuera tan descuidada. En realidad lo estaba siendo, ¿Y si él era uno de esos maniáticos? -acosador- murmuré. Él pareció escucharme. No me interesaba, quería que dejara de seguirme.

Carraspeé y me observó, empecé a sentir nervios. Vamos Irina, como lo ensayamos.

-Em, David, hay algo que quiero comentarte. Mordí mi labio inferior. Joder, ¿Por qué era tan complicado?

Me miró a los ojos y asintió para que continuara. Era la primera vez que veía sus ojos de tan cerca, siempre intentaba evitar hacer contacto visual con él. Eran de un marrón como el de la madera mojada.

-Mira, esta semana ha sido muy extraña para mí, y-yo siento como si me estuvieras acosando o algo por el estilo. ¿Me harías el favor de no venir más a buscarme?- Esa pregunta sonó muy fea pero es que ya no sabía que decir.

David se quedó caminando y mirando al frente, no dijo ni una palabra.

-Lo siento por decirlo tan así, pero es que es muy extraño-.

-Esta bien- dijo. Su voz estaba diferente, como si algo dentro suyo se hubiese roto. No entendía por que estaba así si ni nos conocíamos. Yo no quería lastimarle. Me sentí mal por él pero ya era demasiado tarde.

Llegamos al colegio y me saludó. Sus ojos ya no tenían el brillo de hace un rato. Entré con un nudo en la garganta. Mi día transcurrió con mucha lentitud.

Les comenté a mis amigas lo que pasó y se veían contentas por mí. Yo no lo estaba tanto.

-Enseñame tu sonrisa- Mei tenía agarrados mis brazos desde atrás y me sonreía con dulzura. Sus manos eran muy finas.

-Solo hay que esperar hasta mañana a ver si David entendió lo que dijiste- comentó Zoe. Y eso hice, saque mi pensamientos de él y dejé que pasaran las horas.

•••

Los siguientes días me levanté con la imagen de ese momento en mi cabeza, detestaba estar así, mis pensamientos me atormentaban; y cuando me dirigía a mi escuela él ya no estaba esperándome como de costumbre.

Adolescencia experimental (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora