Capítulo 7: La espera sigue.

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-Después de llegar acá, a mí me pusieron en ésta sala, y a June en la otra ala
No me han dejado ir a verla aún, usted sabe cómo está? - Preguntó preocupado Thomas.
-Aún no, tengo que ir a verla ahora. Pero, primero quería hablar con vos, quería saber qué había pasado. Bueno, que descanses, voy a ver a June y después vengo a decirte cómo está. Adiós. -Dije marchándome.
Fui a la otra ala del hospital, a la sala de June. Cuando entré era una habitación grande para dos personas, había en la pared un respaldo que se usaba para poner el televisor, que aún no estaba puesto. Había a los costados de las camas, mesitas de luz, con dos cajones cada una. Luego en el respaldar de la cama había una pequeña luz para que cada uno, supongo que para tenerla prendida sin molestar al otro. Enfrente de la puerta de entrada, estaba la venta, chica en proporciones arquitectónicas, con una persiana automática, y una cortina del color verde hospital. Arriba de ahí, esta el aire acondicionado, para cuando hiciera mucho frío o mucho calor, estaba ahí porque esa parte de la habitación daba al aire libre. Luego, al lado de la puerta de entrada, a unos pocos centímetros había tres puertas más, una grande que daba al baño, que era chico en comparación con todo lo demás, con un lavamanos, una ducha y un inodoro solamente. Y después las dos puertas restantes eran el armario de los pacientes, una puerta para cada uno. Debajo del respaldo del televisor había dos mesas con ruedas, una para cada paciente, allí era donde ponían la comida cuando almorzaban o cenaban, los que podían.
Entré y vi a June, dormida en su cama, estaba tan tranquila, ella sola en una habitación enorme, ya que por ahora no tenia compañera o compañero de habitación. Al lado de la cama, había una silla, para los visitantes que quisieran quedarse un determinado tiempo ahí, me senté ahí, ya eran las 18hs. Comencé a hablarle a June, no sabía si estaba dormida o tan sólo tenía los ojos cerrados.
-Hola June, mi bebé. Cómo estás? - Pero como era de esperarse no me contestó, estaba dormida. Me quedé a su lado hasta que me echaron del hospital. Fui a buscar a Víctor y a Jeremy, para ir a casa, bañarnos y dormir. Tenía que hablar con mi jeje de lo que había pasado, y tenia que pedirle un par de días libres hasta que June se recupere. Salí del hospital, y fui a buscar el auto, que estaba en el estacionamiento a un par de metros de la entrada. Estaba llegando al auto, y vi que tenía algo escrito en un rojo parecido a la sangre, y decía: "Ten cuidado, no todos son de fiar, ten cuidado". Mi corazón se me aceleró, no entendía porqué tenía eso escrito, porqué me lo habrían escrito en mi auto. Subí, y arranqué. Tenía largo camino hasta la casa de Henry.
[...]
Ya en la casa de Henry, toqué el timbre y por el portero se escuchaba que una voz preguntaba quién era, le respondí, y al instante el portón de rejas negras se abrió. Subí al auto y comencé a seguir el camino que estaba minuciosamente marcado con cemento y flores a sus costados. Pasé el lago artificial que había, y luego llegué a la entrada de la casa. Bajé del auto, y ya estaba Henry abriendo la puerta de su casa para recibirme como mi buen y viejo amigo. Me hizo pasar, y luego nos sentamos los dos en la sala de estar, pidió que nos trajeran un café, y así se hizo. Nos pusimos a hablar de que sucedió con más tranquilidad, le conté todo lo que había sucedido, y el ultimo extraño acontecimiento, lo de la pintura en el auto. Me dijo que él no estaba la mayoría de los veranos acá, pero que era normal, según dicen sus vecinos, que sucedieran cosas así a gente nueva. Parece todo un misterio. Dijo que cerca de su cada había un bosque y que siempre se escuchaban gritos y aullidos, sobre todo después de la medianoche.
[...]
Fui al día siguiente a ver a June y los médicos me dijeron que en un par de semanas estaría bien, y se podría ir a casa.

Un oscuro recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora