Entre tu y yo (Diabolik Lovers YAOI) [Abandonado]

Un beso y un corazón roto

La discográfica, lugar donde todo la gente allí giraba a su alrededor y se dedicaban solo a él, el idol del momento. En ese momento estaba en medio de una sesión de fotos que saldrían en su próximo CD. Estaba vestido con un saco largo hasta la rodilla de color violeta, unos pantalones ajustados negros, una camisa manga ¾ blanca y solo con un collar, sin pulseras ni brazaletes. Estaba posando con un fondo blanco y un micrófono con pie en mano. Su sonrisa era seductora y cada pose cada movimiento era captado por la lente de la cámara que con cada flash reflejaba fotos que dejaría a mas de una babeando hipnotizada ante la belleza del rubio. La sesión termino ante el grito del fotógrafo quien ya tenía más que suficiente para terminar su trabajo. Todos aplaudieron al idol y le agradecieron por su buen trabajo. El se limito a sonreír y dirigirse a su camerino junto con dos de sus hermanos que lo estaban acompañando. Al llegar se recostó sobre su sofá esperando a que alguien viniera a decirle que podía irse a su casa. Era muy aburrido esos momentos en los que tenía que esperar por las cosas, así que previniéndose le pidió a dos de sus hermanos que lo acompañaran a la sesión de fotos. De más está decir que no invito a cierto hermano con el que todavía no sabía qué hacer. Lo cierto es que ya había pasado una semana desde que se había sentido seguro sobre lo que sentía por Ruki pero aun así no se sentía para nada seguro sobre lo que debería hacer con aquellos sentimientos, y así que como jugando sus últimas cartas decidió que necesitaba escuchar una tercera opinión sobre toda la situación en la que estaba metido.

-gracias... por... traernos... Kou- agradeció Azusa entrando al camerino con su usual voz baja y tranquila que podía relajarte o en su defecto sacarte de quicio, como a Yuma.

-¡no puedes hablar más rápido Azusa!- dijo casi gritando el castaño que venia atrás del menor y cerraba la puerta de la habitación, ya no recordaba cuantas veces le había dicho que no hablara así.

-lo... lamento...- volvió a decir lentamente haciendo que el más alto suspira y se diera por vencido con su pedido de que no hablara tan pausado.

Kou se rio ante el reclamo que siempre hacia Yuma y como Azusa nunca dejo, ni dejaría, de hablar así. Ambos hermanos miraron al rubio y como siguiéndole la corriente también se rieron. Sus hermanos en verdad lo divertían y distraían de todas sus dudas. A los segundos dejo de sonreír y su rostro volvió a tener esa mirada afligida y perdida mirando el techo de la habitación como si ahí pudiera encontrar las respuestas a los claros conflictos que reflejaban su rostro. Tanto Azusa como Yuma observaron a su hermano, se miraron entre los dos con una cómplice mirada y volvieron a mirar al rubio. Algo definitivamente le estaba ocurriendo.

-Kou... ¿te pasa... algo?- pregunto Azusa mirando fijamente al idol notando como este se sorprendió con lo que dijo.

-no, nada- dijo corto y rápidamente.

-¡Kou es obvio que algo te pasa así que dínoslo!- Yuma se asusto un poco ya que después de gritar eso Azusa le dedico una mirada seria para que no gritara y usara otras palabras. –bueno... somos tus hermanos ¡nos preocupamos por ti!- la mirada de Azusa hacia él se suavizo como si hubiera dado en el clavo con lo que dijo. Por otro lado Kou lo miro fugazmente ya que no era normal que él dijera esa clase de cosas tan... sentimentales.

-es que...- no era tan sencillo como él creía, ¿Cómo debía decirles lo que le pasaba? –verán... la situación es que...- guardo silencio por unos minutos mientras pensaba como terminar la frase.

-¡¿QUÉ?!- gritó el más alto de los hermanos harto del suspenso.

-¡es Ruki!- exclamo el rubio por el susto que le produjo el grito repentino.

Yuma y Azusa lo miraron extrañado y de nuevo hubo un silencio por parte de ambos para que Kou explique lo que había dicho. ¿Qué problema podía tener con Ruki? Es cierto que el a veces podía ser muy duro y un tanto escalofriante con ellos pero al fin y al cabo eran hermano y se querían entre sí. El rubio sintió la mirada acusadora de sus dos hermanos, y aunque la mirada de Yuma parecía más irritada que la de Azusa sabía que debía seguir con su explicación.