Capítulo 44 ~ Abrázame y no me sueltes.

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Narra Rubén
Sentía de fondo los gritos de cómo mis amigos nos alentaban a besarnos e imágenes de nosotros fundiéndonos en un apasionado beso comenzaron a rondar en mi mente.
—Aún puedes retractarte si quieres.
—Un reto es un reto. Además es sólo un beso ¿verdad? —sí, era sólo un beso que estaba ansiando más de lo que debería —.
—Sí, pero es que... —llevé mi mano a mi nuca y observé el suelo pensando en qué responderle —Joder, eres mi ídola y me da vergüenza ¿sabes? —no era verdad —.
Un beso es sólo un beso, no porque nos estuviésemos por besar significaría que ahora éramos pareja. La idea me parecía totalmente ridícula, no hace un día que nos conocemos ¿y ya saliendo? Era estúpido. Además de que ____ no gustaba de mí ni yo de ella.
Una risa nerviosa me distrajo de mis cavilaciones: era ____ que se abrazaba a mí. No quería hacerlo.
Me reí y regresé el abrazo algo decepcionado de que no quisiera besarme.
—¡Que el beso es para hoy!
Nos pusimos enfrentados. La tensión de la chica Explosiva era palpable. Vacilé al momento de poner mis manos en sus caderas, no quería obligarla a hacer nada. Se aferró a mis hombros y tuve que contenerme para no besarla aún ya que su cara de nerviosismo era totalmente irresistible.
La acerqué lentamente –para que no se echase atrás en el último momento– a mi cuerpo hasta que nuestros pechos se tocaban. Hacía tiempo que no follaba y ese simple contacto ya me estaba poniendo.
De repente, pareció que ella volvía a la realidad y sus ojos se centraron en los míos. Traté de transmitirle calma con mi mirada pero no sé si lo logré.
Inclinó su rostro a la izquierda y yo incliné el mio a la derecha. Estábamos demasiado cerca, su aliento chocaba con mi mejilla y podía sentir en mis labios el calor que desprendían los suyos. Sólo faltaban unos centímetros cuando hubo un apagón.
Mierda.
—¡Eh, no veo el beso! —fue lo primero que se escuchó en medio de la oscuridad.
—P-prended alguna luz —suplicó la chica a la que me estaba aferrando con fuerza para no entregarme al pánico —.
—Daos prisa —rápidos pasos dispersándose por la casa siguieron mi comentario —.
—Rubius... me duele —gimió lastimosamente. Joder, aun en medio de la oscuridad y con un gemido de dolor me ponía. Decidido: mañana saldría a conseguir un ligue. Despegué mis dedos de sus caderas, los cuales fueron rápidamente reemplazados por mis brazos y oculté mi rostro en su cuello con los ojos cerrados —.
—Lo siento, le tengo pánico a la oscuridad.
—Shhh... Cierra los ojos e imagina que estas durmiendo —murmuró con suavidad mientras una de sus manos recorría de manera tranquilizante mi cabello, me hizo acordar a mamá; ella solía hacerme eso cuando me sentía mal. Asentí e imaginé estar en mi cama pero una imagen del aterrado bebé de Among To Sleep apareció en mi cabeza y simplemente no pude. Relájate. inhala, exhala, inhala, exhala. Me repetía a mí mismo una y otra vez —Calma, sólo imagina que estás haciendo un campamento en uno de los bosques de Noruega —visualicé la imagen pero no podía, simplemente no podía calmarme —.
El miedo me había superado otra vez.
—____.
—¿Si?
Tomé una profunda bocanada de aire —Tengo miedo —.
—Yo también —sus manos me estrecharon fuertemente contra ella. Agradecí eso, llevaba tiempo necesitando un buen abrazo —Pero no dejes que el miedo te controle, intenta sobreponerte a él —ojalá hacerlo fuera tan fácil como decirlo—.
El miedo se estaba apoderando aún más de mi, por lo que hice mis ejercicios de respiración aún más profundos. ____ tragó saliva violentamente.
—¡Encontramos unas velas! —¡Sí! ¡Por lo menos ahora podría ver algo que no fuera esta infinita oscuridad! —¡Pero se nos perdieron las cerillas! —¿cuál era el sentido de anunciar algo que nos alegrará para luego anunciar algo que nos tiraría abajo la emoción previa? —.
—¿Y que tal si las buscan?
—En eso estamos.
—Ojalá que se den prisa, estoy por volverme loco —esto me hacía acordar a las pocas veces en las que mamá me dejaba a cargo de la niñera mientras se iba de viajes de negocios, pero la que se suponía que debía cuidarme se iba y me abandonaba durante las oscuras noches noruegas —.
—¿Hay algo que pueda hacer para que te calmes? —sabía que ella que estaba preocupada, pero de veras que la necesitaba. En ese momento era lo único a lo que me estaba aferrando para que no me diera un ataque de pánico —.
—Abrázame y no me sueltes —eso siempre funcionaba de niño, si ahora funcionaba todo estaría bien —.
La presión que sus brazos ejercían en mí aumentó al tiempo que mi temor disminuía un poco.
—Gracias.
—Lo que necesites me lo pides ¿vale?
—Vale —sonreí —.
Pasó un largo tiempo hasta que volvió la luz. Mentalmente agradecí que en ningún momento Chica Explosiva se hubiese dormido o dejado de abrazarme.
—¡Volvió la luz! —gritamos con júbilo al mismo tiempo mientras nos alejábamos el uno del otro para poder aflojar nuestras entumecidas coyunturas —.
—¡No puedo creer que haya tardado tanto en volver!
—Ni yo, te juro que estaba por dormirme.
—Yo, no. Estaba bastante relajada, a decir verdad.
—Oye... —rasqué nervioso mi nuca —.
—Dime —sonrió —.
—Lo de hace un rato... lo del abrazo, mi pánico y eso... —suspiré —Nunca ocurrió ¿vale?
—¿Pero de qué hablas? Conocer esa faceta tuya fue algo bastante lindo —me respondió entre desilusionada y extrañada —.
Me lo estaba poniendo difícil. No quería que me viera así, de hecho, los únicos que conocían esa parte de mí eran: Alex, Samu, Guille y Mángel –aparte de ____ ahora, claro–.
—Mira, no quería que me vieras así ¿bien? Simplemente... olvídate de lo ocurrido.
La mueca de desilusión estaba muy acentuada en su rostro, aunque asintió lo mismo.
—Lo siento —la abracé —Te agradezco mucho lo que hiciste pero no quiero que le digas a nadie lo que ocurrió e intenta olvidarlo tú también.
—¿Aunque no quiera?
—Aunque no quieras —la miré a los ojos y acaricié su mejilla con mi mano izquierda aún en su espalda baja. Su mirada era suplicante, como la de una niña pequeña —Vamos a buscar a los chicos —le dije antes de besar su frente y separarme de ella no sin antes tomar su muñeca para asegurarme de que estuviese detrás mío —.

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