Capítulo III: Aries.

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DESPUÉS.

Me encontraba feliz de la vida bailando junto al vaquero, la fiesta se encontraba en su apogeo por lo que agradecía estar en la mesa, en vez de encontrarme entre el mar de gente, había bebido un poco de más por lo que me tambaleaba un poco, pero aún así me encontraba de lo más feliz bailando, hasta que, obviamente, tenía que venir Leo y mandarse una de las suyas al igual que en cada fiesta a la que va:

-¡Fuego! -salió corriendo de la cocina de Piscis, detrás de él se podía ver el humo, de inmediato las personas a su alrededor comenzaron a agitarse y a empujarse para salir, aunque estaba borracha, no era tan tonta como para bajar y verme arrastrada por el gentío que se acumulaba camino a la salida. Vi de reojo a Libra entre la gente, se acercaba poco a poco hasta donde yo me encontraba.

Producto del humo, las alarmas contra incendios comenzaron a sonar, pero no caía agua como se suponía debía hacer, eso sólo provoco que la gente se volviera un poco más loca y comenzara a gritar, normalmente solía tomar el mando ante situaciones así, pero entonces alguien gritó:

-¡Vienen los bomberos! ¡Llamaron a la policía! -

Miré alarmada a Libra: -¡Si la policía nos atrapa nos expulsarán del equipo! -

-¡Salgamos de aquí! -Tiró de mí a las puertas corredizas que daban al patio trasero, entonces tropecé con algo, más bien alguien que estaba dormido (creo) en el suelo, era Tauro, lo miré por unos segundos, se encontraba prácticamente inconsciente y si lo dejaba aquí...

-¡Mierda! -grité frustrada, ¡Maldita conciencia que me decía que no debía ser mala con Tauro! Detuve a Libra: -¡Ayúdame a sacarlo! -le dije comenzando a levantar a Tauro.

Libra se quedó quieto como estúpido:

-¡¿Qué te pasa?! ¡Muévete! -

Puso su mano en mi frente y me miró como si me hubiese salido una segunda cabeza:

-¿Aceptaste un vaso con algo extraño? ¿Te golpeaste la cabeza? No tienes fiebre así que... -

-¡No hay tiempo para tu estupidez! -tomé un brazo de Tauro e hice que rodeara el cuello de Libra, el otro brazo hice que rodeara mi cuello y los tres salmos del lugar justo antes de que el carro de bomberos llegara.

-Tú casa está más cerca -le dije a Libra mientras rodeábamos la casa de Piscis y nos escabullíamos entre la multitud, logrando pasar desapercibidos exitosamente.

...

Cuando nos faltaban tres cuadras para llegar donde Libra, Tauro despertó y se puso a hablar:

-¿Porqué salimos de la fiesta? -preguntó arrastrando las palabras -¿Adónde vamos? -y entonces cometió él mayor error de su vida: Recargó su cabeza en la mía y acercó sus labios a los míos:

-¡¿Pero qué mierda?! -grité alejándolo.

Tauro parpadeó y dijo: -¿Aries? -

-¿¡Quién más, imbécil!? -grité alterada.

-Ya, aléjense -dijo Libra separándonos -¿Puedes caminar? -le preguntó a Tauro.

-Seeeeh -

Libra y yo lo soltamos simultáneamente, Tauro trastabilló, se balanceó un poco pero logró mantenerse en pie:

-He de decir, que tu resistencia al alcohol es admirable -Libra le palmeó la espalda y Tauro rió: -Son los años de práctica, hermano -

Llegamos a la casa de Libra sin más contratiempos, tenía tanto sueño que bostezaba:

The Crazy History of the ZodiacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora