Gaia

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GAIA 

Obertura MDXX 

“Desde el principio de los tiempos, los ríos han sido las arterias que transportaban vida. Las montañas y la tierra fueron mi piel. Los bosques y la tierra mi pelaje. 

Todo estaba en permanente armonía, hasta que apareció el ser más cruel y caprichoso que jamás conoció este planeta: el hombre. Una forma de vida supuestamente inteligente, pero desperdiciada por la codicia, la violencia y la incultura. 

Yo soy GAIA, la madre naturaleza, y todo el mal que me hagas te lo devolveré.” 

Gaia 

7 de Enero de 2002. Atlanta, Georgia (E.E.U.U.) 

Siempre quise que la angustia fuera agua; que todo el dolor que produce la falta de oxígeno en la alegría, en vez de convertirse en desesperanza, formara pequeñas gotas para sí poder dar nombre y tamaño, a ese dolor que alicata las paredes del estómago cuando sabes que ya no hay marcha atrás. Siempre soñé, que la alquimia de la esperanza, transformara este miedo en gotas de sudor, que al resbalar por mi frente diluyera esta angustia que ya me ha ejecutado... 

Y ahora que sé que mi final se acerca, quisiera que se evaporara este mal que tiene mi libertad secuestrada, que se evaporara con el calor de un abrazo o con el lienzo de un te quiero. Esa libertad que siempre me dió "besos de usted" y que nunca me prometió amor eterno. 

La libertad es un estado pasajero del alma, y todos morimos un poco cada día... 

Mientras Alma Echegaray era ejecutada en la silla eléctrica, estos pensamientos quedaban impregnados en la sala, donde veinte testigos y media docena de periodistas habían presenciado, como una corriente de 2.000 voltios atravesaba su convulso cuerpo. Esta primera descarga dejó al reo inconsciente, a continuación se le aplica otra descarga de 1.000 voltios con el fin de rematarle, y más tarde una tercera, y última, de 2.000 voltios por si existiera alguna duda de la efectividad de tan piadoso y magnánimo brazo de la justicia. 

Existen numerosas pruebas de que, a veces el reo no muere inmediatamente y que el electrocutado padece un intenso sufrimiento. Incluso hay personas más resistentes a la electricidad que otras, bien porque su cuerpo genera una natural resistencia a la misma, o bien por su continua exposición a esta. 

Cuando aquel torrente de electricidad recorrió por segunda vez el cuerpo de Alma, este dejó de convulsionarse y un histérico silencio se adueñó de la sala, se había hecho Justicia, el estado había asesinado a otra amenaza para el modo de vida americano ¡Alma Echegaray había dejado de existir! 

A Jose Hamilton no le resultaban agradables las ejecuciones, pero pensaba que la sociedad debía de valerse de medios como este para defenderse y conservar un cierto orden en el país. Él siempre fue partidario de las ejecuciones con inyección letal, por su limpieza, por su modernidad, pero quizás, este aséptico sistema de eliminación de criminales lo encontraba demasiado dulce y poco didáctico. Desde que era Gobernador de Georgia había abogado siempre por ejecuciones rápidas y ejemplarizantes. El reo debía de sufrir como pago de sus crímenes, y para escarmentar y advertir a futuros inquilinos, la vieja silla, era lo menos malo que él conocía. 

Mientras intentaba alejar de su mente los sucesos de las últimas cinco horas, en las que tuvo que rechazar por dos veces consecutivas el indulto a esa condenada suramericana, y en las que tuvo que convencer a la prensa, que personas de ese calibre no tenían cabida en su país libre, se sirvió una copa de su bourbon favorito, y distraídamente encendió su ordenador situado en el despacho que se alojaba en el ala derecha de su mansión. 

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2013 ⏰

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