Y el cielo se cae

IX

-Tendremos que dejarlo en el primer pueblo que encontremos

-¡No es justo!

-No podemos cargar con una mascota de ese tamaño ♥

Illumi estaba molesto, infló las mejillas y sus ojos se llenaron de lagrimas:-No nos convenceras Illumi, si quieres seguir con nosotros entonces tendras que dejarlo-. Caminaban sobre una colina, lo único que tenian al frente era mas campo pero pronto se toparían con un pueblo y el hecho de llevar un perro gigante asustaria a los habitantes o llamarian mucho la atención.

Hace unas horas los chicos habían descubierto a la criatura que los vigilaba, los tres asustados pudieron observar la magestuosa bestia que reclamaba las joyas a cambio del mapa:-¿Es un perrito?-

-De pequeño no tiene nada ♠....

Esta criatura era cuatro veces su tamaño y gruñía furioso a ellos:-¡Las joyas Chrollo!- Illumi empujó a Chrollo y temblando saco las joyas de su bolsillo y las dejó en el suelo, luego retrocedio y los tres observaron como el animal las tomo con su hocico y de un salto se marchó.

Se habían llevado el susto de sus vidas:-¿Que era eso?- Continuaron caminando pero no pasaron cinco minutos cuando el can se presentó ante ellos una vez mas, los tres quedaron inmovil y la bestia se acerco y olerlos, eran unos pequeños pesados de carne andante tan apetitosos que no dudaría en comerlos. Chrollo abrazo a Illumi cuando el perro presionó su nariz en su cara y luego abrió su boca. Los tres gritaron y en lugar de escapar cerraron sus ojos pero lo único que sintieron fue una enorme lamida en el rostro

-¡Que asco!

-¡Vi mi vida pasar ante mis ojos! ♦

-¿Si le llevo el perrito a Milluki me amara aún más?

Los dos miraron a Illumi, cada dia era mas dificil de comprender la mente simple de ese chico, pero el problema mas grande que tenían en ese momento era el perro que parecia muy feliz estando con ellos:-¿Puedo quedarmelo?- preguntó Illumi al grupo por lo cual los chicos se negaron y llegaron al punto de la discusión.

-No Illumi

-Pero Mike necesita de mi amor

-Ya le pusiste nombre...

Ya tenían una hora caminando y el perro los seguia, Illumi iba a su lado haciendole caricias :-Cuando lleguemos al pueblo lo dejaras ahí- Ordenó Chrollo. Una pelea estaba a punto de comenzar pero Hisoka interfirió:-Si quieren puedo ir al pueblo a pedir información y ustedes pueden esperar aqui ♠-

-Hisoka, si complaces a Illumi en todo solo estropearás su crecimiento- Pero las palabras de Chrollo habían sido en vano ya que Hisoka se había marchado:-Que molestia..- Entonces tuvo una idea:-Illumi ¿tu deseas aprender nen, cierto? Veamos lo que puedes hacer, si logras vencerme ese animal nos acompañara pero si pierdes se quedara aquí y tu seras nuestro esclavo por una semana- A illumi le agradó la idea. Chrollo se veía como una persona débil sin decir que era de menor estatura. El nen solo seria una ventaja minima, o al menos eso fue lo que Illumi penso.

Ambos jóvenes sabían perfectamente cómo disimular el tenue nerviosismo de enfrentar a un contrincante digno. En el momento en el que la diestra de Chrollo titubeó para sacar el cuchillo de su bolsillo, el joven de cabello largo ya se había lanzado con ambas manos hacia su cuello, apenas permitiéndole reaccionar a su rival. Los ojos de Illumi se mostraron vacíos e intensos al mirar a su víctima mientras lo estrangulaba. A Chrollo no le tomó más que un momento recuperarse de la sorpresa para revelar la daga que escondía, y asestar una cuchillada hacia la mejilla de Illumi, quien pudo esquivarla, retrocediendo y recibiendo apenas una cortada superficial.De nuevo, Chrollo volvió a sorprenderse mientras se levantaba del suelo; el veneno paralizante que había puesto en su arma no había hecho efecto, así que no dudó en activar su Nen para poner, de una vez por todas, las habilidades físicas a su favor. Illumi pudo notar la diferencia de poder en ese momento, pero estaba decidido a ganar; tanto que tomó la mala decisión de agacharse por un momento para usar una roca como proyectil. Antes de que pudiese hacer un movimiento, Chrollo había usado Zetsu para aparecer detrás suyo, tirándolo al suelo boca abajo e inmovilizándolo por completo, clavando su daga en el hombro derecho, dejando su brazo inútil.