Capítulo 8

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Capítulo 8


    En sus ojos, en aquel segundo encuentro, había encontrado el premio más grande. Haciéndome ver que en ella se encontraba todo lo que había querido en mi silencio. ¡Que tarde había descubierto que se había acabado mi búsqueda!... Justamente se encontraba a lado de ella. Pero incluso en esa segunda vez tuve que arruinar todo. Y ahora no sé adónde me llevara este sentimiento, cuando es tan tarde para mí el remediar lo que hice en el pasado.



   Sé que la perdí, ¿ahora qué puedo hacer? No tengo una respuesta, las palabras no pueden borrar el daño que le ocasione no tan solo una sola vez. Yo podría intentarlo con tan solo buscar su perdón, pero es tan inútil. Al fin y al cabo, ella lo vería como simples excusas. ¿Quién ha sido engañando? Parece que el único he sido yo, pensando que ella me perdonaría dos veces. Una segunda vez...Soy el único que es culpable. Y ahora estoy pagando el precio una vez más.



   Ella no me creería el hecho de que mi corazón ha sido hecho para amarla.



   He agotado y arruinado todas las posibilidades. Las cosas nunca serán ni volverán a hacer iguales. Y yo soy el único a quien culpar.



— Sabes que me gustas mucho, Caroline... Y esta salida fue solo una excusa para que vinieras con mi prima. Quería verte. Quería hablar contigo...

— Patrick, no sé qué intentas. Pero quiero que tengas entendido una cosa, si no me expliqué la última vez que hablamos. Me agradas mucho. Pero no estoy interesada en ti. Solo te veo como el primo de mi amiga Kim...

— ¿Estás segura?— se acercó a ella, mirándola a los ojos seductoramente, como solía hacerlo con sus conquistas. Jamás había aceptado una negativa. Y ella estaba acabando con su paciencia y ese papel que había jugado siempre al estar cerca de ella.

— Sí...Más que segura. Y lo siento por ti. Pero esa técnica de conquista me la conozco muy bien... Por lo que no la uses conmigo.

— Caroline... No finjo lo que siento...— le dijo al mirarla a los ojos, sin entender su actitud—. Me gustas mucho... Y no dejo de pensar en ti. Créeme...

— Tal vez te crea... Pero, ya te di mi opinión... Ahora, ¿Me das un permiso?... Voy a beber con las chicas. Vamos a celebrar este fabuloso fin de semana, lejos de la universidad. Y por favor no insistas. No lo hagas, no quiero ser más dura contigo de lo que lo estoy siendo.




   Aquella noche Patrick y yo bebimos demasiado, por separados. Y también Caroline, después de rechazar a Patrick. Se había reunido con Sandra mientras que Kim se había reunido con su primo al saber aquella conversación que habían mantenido. No había querido lastimarlo, pero él había acabado con su paciencia al no respetar su decisión. ¿Cuántas veces tenía que decírselo? Ella no estaba interesada en él.



   Aquella noche cometería la peor tontería de mi vida. Lo haría al no estar completamente consciente de lo que hacía. El alcohol y lo que empezaba a sentir, sin poder controlarlo, me hicieron actuar erróneamente.



  Todos nos quedamos en casa de Patrick esa noche. Yo, en especial, al no poder conducir hacia el hotel donde me había hospedado en las condiciones en las que me encontraba. Las amigas de Kim por estar invitadas por ella, no tenían otra opción que esa.



— Necesito que hablemos...— le dije al entrar en su habitación sin tocar, mientras su amiga Sandra tomaba una ducha antes de acostarse.

— ¡¿Estás loco?!... ¿Cómo se te ocurre entrar sin tocar?...— me decía en un tono bajo para que su amiga no se diera de cuenta que me encontraba en su habitación—. No estás en tu casa...

— Tú tampoco en la tuya. Si mal no me equivoco la tuya se encuentra en Tampa.—dije con cierta ironía sarcástica.

— Vete, Zac... No tenemos nada de qué hablar.

— Creo que te equivocas... Claro que sí.

— ¡Estás ebrio!... No sabes lo que dices. Y no pretendo discutir con un ebrio. — expresó furiosa.



Su amiga escuchó un ruido y cerró la llave de la ducha en ese preciso momento.



— Caroline, ¿Sucede algo allí afuera?

— No, Sandra.

— ¿Estás segura?... Estoy por salir.

— Sí, estoy más que segura, ya vengo... voy a tomar un poco de aire. Creo que bebí demasiado y... ya vengo.— dijo antes de mirarme de nuevo a los ojos—. Tú ganas...Vamos a tu habitación. No quiero que nos vean juntos.

— Iba a decir lo mismo...— sonreí con cierta picardía, sintiéndome como un vencedor.




  Entramos en mi habitación y luego cerré la puerta con seguro para que nadie interrumpiera nuestra conversación.

Recuérdame (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora