Veintiocho

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Lilith
Las siguientes semanas fueron insoportables.
Adam había quedado atrás.
Ya ni siquiera podía voltear a verlo porque me recorría una gran oleada de tristeza.
Me descubría llorando por las noches por algo que era tan absurdo como mi historia con Adam,por así decirlo.

En los recreos, me sentaba donde siempre a comer galletas, solo que ahora lo hacia sola.
Al principio, pensaba que esto solo iba a durar un par de días, que en cualquier momento, Adam llegaría como antes, con esa sonrisa a pedirme una galleta.

Con el paso del tiempo, perdí la esperanza. Esa absurda esperanza.
Ya no esperaba mas mensajes de Adam, ni abrazos, ni los paquetes de galletas que el me dejaba todos los días.
Me di cuenta que todo era mejor antes de haber conocido a Adam.

¿Me das una galleta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora