Mi mirada se dedica a pasearse por el local prácticamente vacío. ¿Lo había escogido a posta? Un lugar en el que casi no hubiera nadie. Lugar idóneo para hacer lo que fuera que quisiera hacerme. Si, sigo desconfiando de él, no tengo motivos para confiar en un asesino que había matado a una persona delante de mis narices.
—Que lenta eres.— Pronuncia el original avanzando unos cuantos pasos dándome otro pequeño empujón, solo que esta vez freno de golpe. — Maldita sea, sé andar. ¿Es que no puedo tomarme mi tiempo para elegir una mesa?
—Es que vamos a sentarnos donde yo diga. —Dice en un tono bastante tranquilo y yo frunzo el ceño, ni hablar.
—No. — Espeto entrecerrando los ojos cruzándome de brazos en un gesto entre cabezota y suicida teniendo en cuenta lo que habías hecho.
—¿No? —Repite él con un tono exasperantemente seductor, como si yo fuera a caer solo con eso. Já. Hace un amago apunto de echarse a reír negando un par de veces, eso es suficiente para que le desintegre con la mirada, parece que le gusta reírse de mí.— Bien... Vale. —Alza las manos en son de paz. — Si tanta ilusión te hace elige tú. —Dice con cierto tono de mofa casi como si tratara con una cría de cinco años. Maldito gilipollas, si no fuera por lo que a hecho ya le hubiera cruzado la cara mínimo un par de veces.— Estoy esperando, señorita. —Apuntilla ladeando una sonrisa claramente burlona que no va destinada a otra cosa que exasperarme.
Si lo que está buscando es sacarme de quicio lo está consiguiendo, con creces además. El sentimiento que se había instaurado dentro de mi ha pasado a transformarse en rabia.
Después de que consigo recuperar la compostura y disimular una total indiferencia a lo que parecen vagos intentos de cabrearme avanzo hasta una mesa junto una de las ventanas, algo apartado, lo suficiente para que nuestra conversación no se viera interrumpida o truncada si entraba gente al lugar, tras tomar asiento justo al lado de la ventana él hace lo mismo frente a mí.
—Bien, parece que por fin vamos a poder hablar tranquilamente. —Hace un gesto al camarero que enseguida se aproxima a nosotros, él pide un bourbon y me mira. — Si tienes hambre puedes pedir algo de comer.
Casi como si mi cuerpo se lo tomara como una invitación mi estómago resuena y agacho el gesto un tanto avergonzada sin ser consciente de que eso es perder el tiempo. Incluso me parece escuchar un suspiro de Klaus.
Después de pedir un sandwich junto a un café, el camarero se gira con nuestros pedidos y Klaus permanece impasible, entrelaza sus dedos uniendo sus manos y colocándolas frente a nosotros, sobre la mesa.
Voy a abrir la boca para hablar pero entonces.— Espera, encanto. —Agrega con una ladina sonrisa, el camarero vuelve a entrar en mi campo de visión pasado unos segundos con nuestros pedidos dejándolos sobre la mesa para girarse e irse.
Enarco una ceja... No hay que ser demasiado lista para darse cuenta, así que super oído.— Vaya habilidades más... Peculiares. —Cojo un pedazo de sandwich para darle un pequeño bocado masticando lentamente, cierro los ojos con suavidad. Odiaba la comida del avión así que llevo prácticamente un día sin probar bocado.
—Bien, ahora cuéntame a que venía eso. —Inquiere sin andarse por las ramas, sin embargo no sé exáctamente a qué se está refiriendo con esas palabras, parece darse cuenta porque acaba por añadir. — Ese "pequeño" grito. —Se nota el sarcasmo en su voz.
Y esta vez me es imposible reprimir una sonrisa que sin duda saca de quicio al original porque tensa la mandíbula, comienza a delinear el filo del vaso con la yema del dedo índice. — Estoy esperando. —Hay que admitir que este hombre no es que tenga precisamente paciencia por lo que parece ser.
—Simplemente grité... No sé que hay de malo en ello. —Contesto encogiéndome ligeramente de hombros, él entrecierra los ojos.
—Mientes, amor... Tú ritmo cardíaco te delata. Veamos... Te daré otra oportunidad, cuéntame. —Es increíble como puede amenazar como si dijera un habitual hola.
Frunzo el ceño empezando a exasperarme, creo que esa habilidad tanto en hombres lobo como en vampiros parece ser una desventaja claramente para mi.— Aunque te lo cuente quizá no lo creas. —Sé de primera mano que las banshees no es que seamos especialmente conocidas ni siquiera en el mundo sobrenatural.
—Prueba. —Se encoge de brazos y sostiene en vaso de bourbon entre sus dedos antes de llevárselo a los labios dando un profundo trago, no va a ceder hasta que le diga lo que sea que quiera decirle.
—Algo me obligó a hacerlo... —Dicho así sonaba estúpido, incluso suena a palabras de una loca redimida, sin embargo él permanece quieto.
—¿Eres una bruja? —Pregunta sin andarse demasiado por las ramas, ni siquiera entiendo a que viene esa pregunta. ¿Yo una bruja?
—No.
—¿Y entonces que eres? Porque ese grito no era para nada normal.
Parece ser que ha sufrido uno de los efectos secundarios del timbre de mi voz al gritar, teniendo en cuenta de que se trataba de una especie sobrenatural no es que me extrañe demasiado. Por ahora solo he podido comprobar que mayoritariamente a ellos les afecta, los humanos lo perciben como un grito algo más alto de lo normal pero nada más.
— Es algo que me pasa siempre... Y, bueno respecto a lo que soy... Lo llaman banshee.
El gesto de original se contrae en un total desconcierto, reclina su cuerpo apoyando la espalda en el asiento y entrecierra los ojos. — Banshee... —Repite con ese refinado acento que quitaría el aliento a cualquiera que le oyera, sin embargo parece sorprendido por mi revelación.
Se queda unos instantes en un desquiciante silencio, silencio únicamente roto por la gente que entra al local hablando.
—Veo que no tienes ni idea de lo que estoy hablando... —Musito tras de él ladeando una pequeña sonrisa, vaya, parece ser que después de todo he logrado sorprenderle.
—Cuéntame en que consiste ser banshee exactamente... Lydia. —Concluye con una voz fina, expectante y se inclina hacía delante con las manos unidas a espera de una explicación por mi parte.
—Digamos que... Presiento las muertes que están por suceder, a veces no es cien por cien así sin embargo... Pocas veces puedo fallar, una vez que alguien está destinado a morir es bastante difícil que se zafe del destino. —Hago una ligera pausa para agregar.— Aparte de eso... Alguna que otra vez he ayudado a mis amigos a... Encontrar cosas antes de que nadie pudiera siquiera imaginarse, digamos como... Como si mi propio cuerpo instase a hacer algo antes de que suceda, alertando para que se sepa en el momento idóneo.
No sé si habrá llegado a comprenderlo, por su expresión firme y tranquila parece ser que si, arquea ligeramente una ceja asintiendo un par de veces conforme con la explicación que le he dado.— Está bien... —Está apunto de seguir hablando justo cuando parece sonarle el móvil, gruñe y saca el teléfono del bolsillo de la chaqueta que lleva. Hace un gesto con la mano y se incorpora, parece importante, se aleja unos minutos y para cuando vuelve parece que su humor ha vuelto a cambiar.— Me solicitan para algo importante... —Comienza a excusarse dejando escapar un pequeño suspiro.— Puedes pedir lo que quieras, yo me encargaré de pagarlo... Creo que vamos a tener que continuar está interesante charla en otro momento. Si te parece. —Mas que darme la opción parece que solo me dé esa alternativa, arqueo ligeramente la ceja y el asiente, no hace falta que le diga nada se lo toma como tal.
Entrecierro los ojos fijándome en las reacciones que parecen las de un niño adulto, esbozo una sonrisa cuando lo digo.
—Vaya, parece que has pensado algo que te ha gustado... —Apuntilla chasqueando la lengua y aproxima su mano en mi mejilla acariciándola cuidadosamente tomándose su tiempo. — Nos volveremos a ver, muy pronto. —Dice antes de desaparecer haciendo uso de sus habilidades vampiricas, abro los ojos como platos mirando a mi alrededor.
¿Es que nadie había notado lo que acababa de pasar? No, al parecer no... Dejo escapar un pequeño suspiro y frunzo el ceño, vaya hombre más misterioso y frustrante... Cuanto más lo pienso más cuenta me doy de ello.
Espero que nos volvamos a ver... Pronto.
Así sería pero no imaginaba de que manera volvería a hacerlo hasta un tiempo después.
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El híbrido y la banshee
FanfictionTras la reciente muerte de su mejor amiga, Lydia Martin la cual está destrozada y se siente culpable de lo sucedido decide empezar de nuevo lejos de todo y de todos. Lo que no se espera es que en su nuevo hogar le espere aquel híbrido hambriento de...