Habíamos jurado ante la ley y ante Dios que siempre estaríamos juntos.
En la enfermedad, en la pobreza, en la tormenta.
Habíamos jurado ante nuestros corazones el permanecer juntos pase lo que pase.
Yo estoy cumpliendo mi parte.
Pero tú no.
Aún me sigo preguntando qué fue lo que ocurrió.
Ayer me botaste de la casa.
Entre gritos y lágrimas húmedas.
¿Qué he hecho?
Aún no lo comprendo.
El doctor asegura que estas en una etapa de depresión crónica.
Pero tu lo niegas.
Botas las pastillas.
Botas las esperanzas.
Y me botas a mí.
Pero nunca me daré por vencido.
Forzando la ventana, a rastras logré entrar.
Justo a tiempo...
Un cuchillo brillante como la luna danzaba entre tus dedos.
¡No!
Y volvimos a empezar.
¿Por qué nos pasa ésto?
Y hoy nuevamente no habría fotografías...