Estoy feliz.
Me prometiste que nunca más lo harías.
Tanto, que comenzaste a medicarte como era debido.
Hasta me compraste una nueva cámara.
Y de todo ésto lo que comprendí fue que en toda relación existe los altos y los bajos.
Hoy tu eres el bajo.
Mañana puedo ser yo.
Capturamos una fotografía juntos.
Donde se podía ver un abismo pintado en tu rostro.
Aún no lo comprendo,
¿Por qué en tus ojos la tristeza sigue viviente?
¿Por qué el destino está siendo cruel?
Tantas preguntas...
Cero respuestas...