Fin.

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Hoy, quince de mayo.

El sol esta bastante amable, las brisas suaves y las nubes despejadas.

Como a ti te solía gustar...

Tomando una taza del estante y sirviendome nuestro café preferido, hojeo las páginas del ya amarillento álbum de tantos años.

Hoy, quince de mayo, tendrías que tener sesenta y cinco años.

Lastimosamente la vida decidió que tomaras otro rumbo.

Por los años que ya transcurrieron, aun no lograba entender del todo.

Pero solo podía aceptarlo.

Acepté la idea que tuve que pasar toda mi vida sin ti.

Acepté la idea de que ya nunca más volvería a sentir tus besos ni tus caricias.

Y tenía miedo de olvidarme como te recordaba.

Es que, la vejez no venía sola.

Pero, por siempre y para siempre tu hermosa sonrisa de oreja a oreja estaría dibujada en las fotografías.

Haciéndome un recordatorio de los mejores años de mi vida.

Siempre estarías en mi corazón.

Y nunca te dejaría de amar, cariño.

Espero vernos pronto para así volvernos a abrazar y nunca soltarnos. ¿Y por qué no para tomarnos otra fotografía?


Fin.

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