Capítulo 7: Partido de quidditch

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Scorpius había abandonado el comedor a paso veloz hasta llegar a la escalinata más arrinconada del castillo. Le gustaba pasar el tiempo ahí solo, excepto cuando estaba con Rose, era el lugar donde solía estar cuando los demás lo molestaban y donde desahogaba sus penas ensimismado, ¿le había contado este secreto a Rose? claro que si, ella era su mejor amiga, y hasta que Cath comenzó a hablarle más, era la única. No los culpaba por burlarse de él, a nadie, Scorpius sabía que era objeto de burla desde siempre y eso con el tiempo ya no le sorprendía en lo absoluto, pero sí que le dolía. Dolía como nunca.

Pasó un tiempo solo hasta que oyó a lo lejos pasitos apresurados y voces susurrantes que le eran familiares. Siempre le hacía bien escuchar a Rose, pero en ese momento era lo que menos deseaba.

- Debe estar por algún sitio- dijo Rose susurrando.

- Dijiste que estaba por este pasillo, Rose - le secundó Albus. - Debe ser aquí, ¿no?

- ¡Justamente, Al!- Dijo Rose- ¿Scorpius?, ¿estás ahí?

- Debió irse a la cama ya. Vayámonos- Decía disgustado James.

- ¡Vamos, James!. Se respetuoso - le riñó Cath quien iba de puntillas detrás de Rose.

- ¡Oh!, aquí estás- La pelirroja asomó su cabeza por encima de una pequeña estatua de una bruja graciosa que ocultaba a la perfección la esquina de una escalera que le servía a Scorpius como escondite.

- ¿Te encuentras bien, Scorp?- preguntó la pelirrosada cuando fue su turno de ver por encima del enorme sombrero de punta de la bruja.

- Estoy bien, chicos- respondió Scorpius sin ánimo alguno

- ¿Ven? se los he dicho, no nos necesita- dijo James cuando hubo entrado al escondite - Será mejor que regresemos a la sala común y durmamos. Mañana es el gran día.

- Yo no pedí tu ayuda, Potter. Por mi puedes irte ya. - respondió un irritado Scorpius- De hecho no necesito la ayuda de nadie.

- Nos quedaremos, Scorpius.- dijo Albus quien apenas se veía detrás de las túnicas de Rose y Cath.

- Al tiene razón, James. Puedes irte si quieres, pero nosotros nos quedaremos- dijo Rose frunciendo el ceño a su primo.

- Bien, como quieran. Nos vemos mañana chicos.- dijo James viendo de reojo a Scorpius y marchándose del lugar como si parte de su orgullo se quedara detrás.

El rincón era pequeño, era casi como estar en un armario de escobas o en un baúl, pero era por sorpresa  reconfortante; se sentía una paz indescriptible; tenía dos paredes encontradas y una tercera que era la espalda de la estatua de la bruja formando una curiosa esquina oscura; se podía sentir el olor del polvo de la roca antigua; olía a humedad y estaba frío adentro. Rose ahora entendía porqué le gustaba tanto a Scorpius aquél peculiar sitio; se sentía como escapar.

- ¿Ahora qué?- preguntó Albus.

- Pueden regresar a sus camas. Odio decirlo pero James tiene razón, mañana juegan Gryffindor contra Ravenclaw y deben estar bien despiertos para el partido.

- No nos iremos hasta que estés mejor- dijo Rose cruzando los brazos e inflando el pecho como sólo ella podía hacerlo. Era ese pequeño truco que había aprendido de pequeña para que le dieran lo que quisiera, había funcionado la mayoría de las veces, excepto quizá con su madre.

- Tengo una idea, ¿qué tal si nos acompañas al partido mañana? podrás verlo con nosotros y luego nos acompañarás a casa de Hagrid para celebrar. - Propuso Albus saliendo por debajo de las túnicas.

- No es mala idea, Al. De hecho es fabulosa. ¿qué dices, Scorp?- dijo Rose

- Claro, me encantaría. Pero tu primo no estará feliz de verme en el juego.

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⏰ Última actualización: Nov 24, 2015 ⏰

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