Capítulo 4: Mejores Amigos.

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Las clases no podían ser más estresantes de lo que ya eran para James, pero esa semana superó sus expectativas en un nivel extraordinario. Primeramente, había ganado tantos puntos para su casa como los que había perdido; en una de esas desafortunadas ocasiones y por culpa de una gran cantidad de bromas de inicio de curso, le fue arrebatada su escoba ya que McGonagall sabía que era la única manera de castigarlo lo suficiente para que aprendiera la lección; en otra ocasión una de sus bromas salió repentinamente mal y varios chicos quedaron en la enfermería con narices goteando sin parar (eso le había costado casi veinte puntos, pero McGonagall tuvo compasión).
Aquella noche de viernes, Rose había vuelto a la sala común bastante distinta a como se había retirado del salón de clase la última vez que tanto Albus como Catherine la habían visto. James estaba en el sofá leyendo un ejemplar de El profeta y burlándose de un artículo que hablaba de los beneficios de la mucosa de gusarajo para el cútis.
-Creen que somos tan tontos para creer eso...- decía James tras carcajadas.
-Algunos lo creen James, pero eso no significa que se sea tonto.- replicaba Catherine que estaba en el suelo junto a la fogata leyendo un libro sobre Historia de Hogwarts.
Rose entró a la sala con una gran sonrísa, los chicos la vieron entrar pero estaban extrañados de su repentino cambio de humor; Catherine se levantó, James dejó de reír y Albus fue el primero en hablar; se había erguido en su asiento.
-¿Pero qué ha sucedido?.
-bueno, nada...- se evadió Rose; en el fondo y por razones que le eran desconocidas no le parecía buena idea mencionar a Scorpius, así que no lo hizo.
-¿Y por qué sonríes?.- la pregunta de Catherine le había sacudido la mente y por la mirada de James sabía que su sonrísa era distinta a muchas otras.
-Iba por el pasillo y me encontré a Greta y sus amigas...les pareció divertido encerrarme en el baño.- contestó muy calmada e intentando dejar de sonreír.
- ¡¿Qué?!. Pero... ¿estás bien?.- preguntó Albus.
-Si, yo... logré salir y vine directo aquí.
- No has contestado, Rose. ¿por qué sonríes?.- dijo James.
A Rose no le parecía la mejor idea mencionar a su salvador así que no dijo nada de ello y contestó a James de la mejor manera que se le ocurrió.
-Se les ha olvidado cerrar bien la puerta del cubículo, no fue muy difícil salir.
-Son unas pelmasas.-y Catherine comenzó a reírse junto con los otros dos.
Al día siguiente, durante el desayuno; y mientras James, Rose, Catherine y Albus se servían otra tanda de puré de patatas, un chico de cabello rubio platinado ingresó a la sala y los chicos voltearon a verlo, Rose lo saludó con la mano y él le devolvió el saludo con una sonrísa ladeada sin mostrar los dientes pero con los ojos brillantes y alegres. Los demás no parecieron darse cuenta de esto; sin embargo, James era muy observador, pero no dijo nada al ver que su prima no lo mencionaba.
El resto del día James se había hecho cargo de averiguar quién era aquel chico.
-¿por qué te interesa tanto, James?.- preguntó un chico de mejillas redondas y ojos saltones a mitad del día durante una clase de Historia de la magia.
-Por nada, Trevor. Sólo es curiosidad, ¿de acuerdo?.- respondió James que se retorcía aburrido en la silla cansado del silencio.
- Potter, Stalk. Silencio.- dijo el profesor Binns y los muchachos se acomodaron hacia el frente pero abstraidos en sus propios pensamientos; Trevor sobre su amigo y sus raras costumbres de entrometerse; y James, pensando en quién sería el nuevo amigo de su prima.
-Realmente no lo comprendo.- le había dicho susurrando Trevor a James.
-Mira, no te interesa, ¿sí?.- dijo James
-Podría ayudar, si tan solo me dijeras cómo es.- insistía su amigo.
-De acuerdo. Es un chico rubio, casi plateado y bastante pálido, no es más alto que yo pero es casi de mi estatura y al parecer es de Slytherin.
James había dado bastante información sobre Scorpius a Trevor y éste a su vez comenzó una seria búsqueda entre cada persona que conocía. Trevor era muy bueno en esto, resultaba que manejaba la escuela intensamente y cada noticia llegaba a sus manos, era su trabajo distribuírlas o no. Al terminar su tercera clase del día Trevor tenía la respuesta y decidió dárle la noticia a James.
-Lo tengo.- dijo sacudiendo un trozo de pergamino ante el rostro de James.
-Vaya, fue rápido. Anda, díme quién es.- contestó entusiasmado James.
-Su nombre es Scorpius...pero el apellido no está.- Trevor veía escandalizado el trozo de pergamino; al parecer al arrancárlo el apellido había desaparecido por la prisa.
-¡Rayos!.
-No te preocupes, James. Pediré de nuevo el nombre y arreglado, estará listo en unas cuantas horas.
-¡¿horas?!. Trev, eres muy listo, ¿acaso no puede ser más rápido?.
-Lo lamento, pero la prensa está algo lenta. Tres de mis principales están en la enfermería, muchos por culpa de tu explosivo-nasal; llevan enfermos días.
-Bueno, entonces, ¿esta noche?
-Si, incluso hasta antes. Además, ¿qué podría pasar?.
La tarde de ese día los cuatro amigos se reunieron en el jardín debajo de su árbol preferido que había creado en sus raíces una cama de hojas lo cual lo hacía cien veces mejor. Albus y Catherine jugaban ajedrez mágico mientras Rose leía un libro y James platicaba alegremente sobre su última clase de pociones con quién le escuchara.
De repente Rose vió a Scorpius a lo lejos.Apartó la vista, seguía sin el valor para decirle algo a sus amigos sobre ella y Scorpius.
-¿Quién es, Rose?- preguntó James. Si Trevor tardaba demasiado sería mejor que él se encargara de averiguar.
-¿de quién hablas?- Rose parecía preocupada, pero James insitió.
-Te he visto, Rosebud . Ese chico de Slytherin, ¿quién es?.
-Ya basta, James- dijo Catherine perdiendo la concentración en el juego y permitiendo que Albus le ganara por segunda vez consecutiva.
- Su nombre es Scorpius, pero a ti eso no te importa, ¿de acuerdo?- contestó Rose algo enojada, más porque James lo supiera que por otra cosa. Quería a su nuevo amigo en confidencia, había compartido amistades con sus primos toda la vida y por eso tener a Scorpius era tan importante.
-¿Scorpius?, dime que no es Malfoy de quien hablas, Ro- Catherine se levantó súbitamente (perdió de nuevo a su reina), se veía alarmada.
-¿Acaso lo conoces?- Rose parecía confundida.
-Es peligroso- susurró Albus detrás de Catherine. -Rose. Es el hijo de Draco Malfoy, tú lo sabes.
-Claro que sí, lo sé. ¿Cuál es el problema?.
-Draco Malfoy y su familia fueron los principales mortífagos en las ramas de Lord Voldemort. Nuestros padres pelearon contra ellos, y él escapó cuando la batalla comenzó. Scorpius y su familia son solo unos cobardes y traidores.- James había perdido la mirada divertida. Algo en sus ojos había cambiado, estaba enojado y asustado.
-Él no es así, James. Scorpius me salvó aquella noche de los baños, me ayudó y es mi amigo.- Rose había adoptado una postura rígida, tenía los puños pegados a las caderas y el ceño fruncido.
-He leído sobre los Malfoy, no son de fiar. Aléjate de él Rose, es su culpa que muchos hayan muerto esa noche, la noche de la batalla de Hogwarts.- Catherine estaba seria, debajo de su rostro tranquilo, Rose notaba su enojo, había algo más que molestia en su interior, había odio.
-Rose, por favor.- Albus susurró, se había mantenido callado, estaba aterrorizado de que su prima se haya juntado con Malfoy, pero era la expresión de James la que lo alteraba aún más. Nunca había visto a su hermano tan enojado.
-Lo lamento, Al. No lo haré- Rose caminó lejos de ellos hacia el castillo hasta que se perdió entre la estructura.

James ahora sentía miedo. ¿Y si Malfoy le hacía algo a su prima?, ¿qué tal si la lastimaba?. Todos esos pensamientos le golpeaban con rapidéz la mente. Sintió una mano en el hombro, era Albus que le pedía sentarse. Entonces vió a Catherine, su cabello era morado intenso.
-No sé qué significa- dijo ella al ver que James la observaba.
-¿Alguna vez has sentido odio?.- le preguntó James.
-No, pero ahora sí-

James encontró a Trevor en los pasillos más tarde. Había decidido regresar a la cama a descansar mientras Catherine y Albus iban a la biblioteca (todos tienen su forma de calmarse), sentía una opresión en el pecho pero caminaba lentamente con la mente aún en su prima y Malfoy.
-¡Lo he resuelto!, ¡Es Malfoy, Scorpius Malfoy!- gritó Trevor al ver a James en las escaleras camino a la sala común.
-Ya lo sé, hoy Rose nos lo confirmó.- dijo James. Había logrado dejar de pensar en ellos e imaginar el próximo partido de quidditch, pero ahora su mente había vuelto a preocuparse.
-No te agrada, ¿verdad?- preguntó Trevor.
-En lo absoluto. Mi prima debe estar loca si cree que un Malfoy es de fiar, es un Slytherin. Los mismos que le han hecho la vida imposible las últimas semanas.
-Debes hacer algo, algo para asustar a Malfoy. Eres bueno asustando de muerte, eso serviría.
-Tendré que planear algo ingenioso.
- Y yo te ayudaré.

Esa noche, James soñó algo lindo. Soñó con Malfoy siendo deborado por una acromántula. Sonó con Malfoy petrificado y con las mandrágoras extintas. Soñó con Malfoy y Rose besándose junto al lago. Ese no era nada bonito.

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