Mi regalo especial

736 33 19
                                    

Era muy temprano, hacia muy poco que el Sol ya había empezado a salir.

En cuanto me desperté seguía igual de cómoda aunque me dolían varias partes de mi cuerpo, no era un dolor inaguantable solo breves molestias. Pero enseguida me aferre más a ella, notar su cuerpo y sus brazos abrazándome la verdad es que era como extraño pero muy, muy gratificante.

Encima olía a pastel de fresas y sé que parece atrevido pero quería comerla por culpa de ese olor, abrí los ojos poco a poco y me fije en cómo estaba de hermosa cuando dormía.

Pude fijarme en los rasgos que tenía, eran sutiles y finos, sus pestañas eran largas, su nariz era pequeña pero adorable, sus labios eran suaves, no muy gruesos y tenían un arco perfecto, al mirarlos me retornaron recuerdos de cuando los podía besar... bueno de cuando ella me besaba... pero eran realmente adictivos.

Al volver a mi posición me centre en escuchar su corazón, era lejano pero solo de escucharlo me invadía la calma y una sensación de satisfacción increíble. Después caí en la cuenta en que estaba apoyada sobre el pecho de ella, madre mía que blandito y que cómodo se estaba, eran grandes o eso me parecía a mí... sin pensarlo hundí un poco mi cara y note como una chispa invadía mi cuerpo, mi respiración se aceleraba y de que estaba rojísima.

-hmm...mm –Se movió un poco pero no se llego a despertar. Entonces no lo pude evitar al volver a mirar esos labios y como hacían ese sonido solo pude elevarme un poco, deslizar el pelo hacia un lado y dejar un rápido beso en ellos. Pero al ver que no reaccionaba me la jugué de nuevo para dejar otro.

Después sonreí y volví a mi posición, esta vez para retomar un poco el sueño. Al rato, unos pocos minutos después noto como la respiración de Erza se acelera y también el ritmo del corazón, elevándome vi que su expresión de ángel había cambiado a una un tanto preocupada.

-¿pesadilla? –Sin pensarlo dos veces, la intente despertar moviéndola un poco pero se ve que era de sueño profundo, entonces atrevida yo le deje un beso aun no se me da bien y con los nervios acabo siendo como uno normal. Pero noté como una mano se aposentaba en mi mejilla y de repente antes de separarme, sus labios que si sabían cómo besar extraordinariamente bien se apegaron a los míos. Su mano en mi mejilla evitaba separarme y yo me acomode en aquel beso, al principio era de forma inconsciente luego al apoyar mis mano en sus hombros y subir acariciando su cuello fue lo mejor que pude hacer en aquel momento.

Al separarse ella me acarició la mejilla y yo solo pude apoyarme en su mano.

-Me acosas mientras duermo, ¿lo siguiente qué será? –Me miró divertida mientras me ponía de nuevo encima de ella acurrucándome entre sus brazos.

-Tenías una pesadilla. –Me apartó el pelo para mirarme.

-Me querías salvar de ella, ¿verdad? –Asentí pero no le pude mirar. –Mirajane, ¿quieres seguir con esto? –No entendí a que venía eso ahora. Pero ella ocultaba su mirada bajo su flequillo.

Me coloque encima de ella, a horcajadas, sentada en su cadera. Me estire hasta llegar a su cara y retirar ese flequillo.

-Házmelo de nuevo. Soy tuya Erza. –Vi como su mirada oscurecía, se elevo haciendo que yo me sentara y paseo sus manos por mis piernas hasta llegar a mi trasero y entonces comenzó a besarme.

Después vino todo de nuevo... la venda, las cuerdas, los golpes, arañazos, mordiscos, tirones... Y esa sensación que tanto me hacía enloquecer y me deshacía al notar que todo eso me lo provocaba ella.

Pasaron las semanas y acabe siendo su ojito derecho como me decía Simon. A las dos semanas de estar con ella, a su servicio, la otra chica no apareció... bueno ninguna otra y eso me relajaba bastante, de momento no tenía competencia y eso era realmente un alivio.

Aprende a conocerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora