En la verdad de la situación

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Note como me transportaban, también que estaba vestida.

Me dormí y aun así aun sentía sus manos en mi cuerpo, sentía el placer aun.

-Llévatela... -Era su voz, intente abrir los ojos pero estaba demasiado cansada.

-Erza... -Dije como un susurro.

-Vamos Simon, no querrás dejarla aquí. Su familia la espera. –La verdad es que me daba igual, quería quedarme.

-La dejaste complacida, aun sonríe... -Simon estaba allí y parecía divertido por su tono. –No le enseñaste todo, ¿verdad?

-Cállate, solo le hice un favor. Simon te ordeno que la lleves a su casa de una vez... -Note que se sentaba en su cama, al lado mío. –Estarán preocupados.

-Seguro que quieres que me la lleve, a otras las dejas.

-Tienes razón pero ya se llevo lo suyo, necesita descansar. –Simon resoplo. –Ella me gusta más que tu. –Se rió. "Le gustó más que un hombre..." No sabía porque pero me invadió una gran felicidad, quería abrazarla y besarle de nuevo.

-Ya claro, peor Fernandez sigue llevándose lo mejor. –"¿Fernandez?" –Solo puede amarle a él aunque ahora mismo este ocupado, le ansias. –Ella soltó una pequeña risa. –Tengo razón, te enamoraste de un hombre cruel, pero al menos le haces competencia en lo peligroso.

-Dejemos el tema, llévate a Mirajane. –Volví a hacer el esfuerzo de abrir los ojos, y casi lo conseguía.

-Se está despertando. –Pude abrir un poco, pero no enfocaba bien.

Estaban sorprendidos, en cuento enfoque me eleve un poco para mirarla.

-¿Qué tal? –Pregunto sin más –Te has pegado una gran siesta. Es hora de irse.

-No puedo quedarme, estoy agotada. –Simon se empezó a reír.

-Mirajane, te has enamorado ee. –Yo me avergoncé y ella le clavo la mirada de manera tan furtiva que se cayó de golpe. –Mejor me retiro, estaré fuera... por si quieres que te lleve a casa. –Tras esas palabras salió de la habitación.

-Mirajane tu familia...

-Me gustó. –Le interrumpí. –Mucho, me borrarse lo de sentirme sucia. –Aun estaba un tanto adormilada y ella lo notó, me acaricio la mejilla y juró que en ese momento me habría dormido pero hizo lo imposible para que no fuera así. -¿Lo pasaste bien?

-A mí me gusta más al límite, pero debo decir que me gustó... fue diferente. –No sentía vergüenza al decirlo y eso hacía que yo me ruborizara. Sonrió al verme así.

-¿puedo quedarme? –Le pregunte ocultándome un poco bajo mi flequillo.

-No, tu familia se preocupara. –Dijo fría peo me seguía acariciando. –Además tienes que ir a ver a Laxus y todo...

-No quiero. –Se sorprendió. –No quiero ver a nadie más.

-Entonces no encontraras nada. –Quiso apartar su mano pero la retuve con la mía, su mano era delicada, fina y un tanto delgada de todas formas me gustaba tenerla ahí, acariciando mi mejilla.

-Te daré a cambio mi cuerpo si me dejas estar contigo. –Ella se sorprendió pero sonrió. –Déjame trabajar para ti y convertirme en es demonio que dices. –Soltó una risa.

-Por Dios... jamás pensé que serias capaz de decir algo así y menos cuando ni siquiera conoces a esa persona. –La mire fijamente intentando no intimidarme por su mirada. –Dime una cosa, ¿tu venganza donde quedara?

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