El diario de Erica.

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Esta no es una historia bonita, por si eso estabas esperando. Recuerdo que cuando era chica, no tuve nunca lo que se conoce como "familia". Ni una vida normal. De echo tenía varias vidas al mismo tiempo. Y aquí estoy ahora, relatando en mi diario mi grotesca infancia.


Mis padres nunca estaban en casa; y si lo estaban, era yo la que me iba. Salía a discotecas o a recorrer los barrios de los alrededores. Tenía amigas en la escuela, con las que me llevaba bien y eso era suficiente para mí."Eres una gran amiga", "gracias por consolarme", "siempre me levantas el animo, gracias"; me decían ellas con frecuencia. Y es que así era; alguien tenía que ayudarlas, escucharlas, estar junto a ellas, emocionalmente hablando. Y no se las podía culpar si a veces se sentían deprimidas, con el lío que había generalmente en la escuela. Bravucones... no es la palabra adecuada, eran pandilleros, delincuentes, vándalos. Fumaban, peleaban, molestaban, se drogaban... dentro de la escuela. Y afuera también. Era deprimente.


Nunca tuve problemas con el estudio. Era siempre una de las mejores alumnas, pero a veces, por ciertos problemas, o por simple distracción voluntaria desaprobaba algún examen o alguna materia completa. Pero esto no era problema después de todo.


Uno de los eventos que merecen ser contados en mi infancia fue aquél día, cuando tenía trece años recién cumplidos y conocí a un chico llamado Carl Manso. Era morocho, delgado, pálido y de ojos marrones. Lo había visto llegar con su madre cuando recién se mudaban a un barrio cercano al mio. Desde ese momento supe que era alguien bueno,honesto; es que siempre pude reconocer a esa clase de personas con solo mirarlas. Pero no lo conocí personalmente si no hasta un año después, como dije, al cumplir los trece. Lo encontré en la puerta de una discoteca a la que había ido un par de veces. Estaba perdido,lo que era normal por la vevida azul brillante que vendían en ese lugar. Tenían una mezcla rara de calmantes o alguna otra droga según decían algunos; motivo por el cual dejé de ir ahí. Pero por las dudas no se lo dije a Carl.

Nos hicimos amigos, buenos amigos. Me gustaba estar con el, era agradable y honesto.Íbamos juntos a cafeterías, cines, fiestas, parques, o a mi casa.Todo era divertido al lado de él.

Un día le di un beso, y el me dio otro y continuamos así ya que era de noche, veníamos del cine caminando lento y no había nadie cerca que pudiera interrumpirnos. Fue único.


Con el compartía mis sentimientos, mis cosas mas íntimas. Ambos lo hacíamos. Era genial. Hablábamos de cosas de las que no podríamos hablar con nadie mas.Desde lo bellas que son las noches, hasta lo traicioneros que son los lazos familiares y de amistad. Y hasta de ciertas personas en especial, a las que odiábamos o admirábamos, como por ejemplo Lionel Maier. Un nombre raro, si es que fuera su nombre y no un seudónimo que el mismo se puso. Era un hombre que había tenido una enorme cantidad de peleas con los mafiosos que mataban gente inocente constantemente en Buenos Aires. Lo había encontrado por casualidad en un diario antiguo de poca tirada. Un reportero le hacía una entrevista en la que lo definía como una persona bondadosa y carismática. En aquella entrevista Lionel Maier declaraba que era un hombre normal, que odiaba a las personas que hacían el mal. Pero lo cierto es que de normal tenía poco: gracias a su destreza física, su inteligencia y su voluntad inquebrantable había atrapado adecenas de criminales peligrosos y sanguinarios entre los años 83 y86. Había mandado a la cárcel a pandilleros y mafiosos (aunque la policía estaba obviamente en su contra) y después de atacar de noche el lugar de reunión de los mafiosos de la región terminó matando a uno de sus líderes y dejando herido a otros cuantos, por lo que la mafia dejó de existir. La policía había acudido al lugar y encerrado a los que estaban en ese lugar, generalmente heridos. Los que quedaron libres se borraron. Los vecinos alegaban: "La policía se los llevó, pero fue Maier el que los derrotó y nos devolvió la paz".

Vidas siniestras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora