Indiferencia.

43 2 0
                                    


Eran las seis de la tarde; el sol brillaba sobre el bosque. Pero éste estaba tan repleto de árboles que apenas entraba algún rayo de luz.

El lugar era enorme y alejado. Y silencioso.

Las tres mujeres se habían adentrado en él. Dos de ellas lo hacían con la seguridad de alguien que ya estuvo ahí, mientras que la otra parecía algo desorientada, con una leve sonrisa en su rostro.

-Bueno chicas ¿hasta donde hay que caminar? -pregunta la mujer que iba entre medio de las dos, un poco atrasada. Ahora parecía mas desorientada que al principio.

-Ya estamos cerca-. Responde una de las otras, una chica rubia joven, casi una adolescente, con los labios pintados de rojo brillante. Inmediatamente al oír esto la tercera la mira, seria, sin hacer ni un gesto, con sus ojos medio escondidos entre su cabellera abundante de largos cabellos negros claros. La chica rubia no le devuelve la mirada, solo fija su vista hacia adelante. Pero después de un instante la mira de reojo. Es una desconocida para ella, quien sabe que pasaría por su mente en este mismo momento. Nadie pensaría que era su prima. Prácticamente no se conocían, mas que ahora tenia que hacerle de cómplice. Y no era la primera vez. Hacía mas de un año también lo había echo. Y lo había echo por su propia decisión. "Estas cosas se hacen con alguien que no necesariamente debe ser tu amigo, pero si un cómplice confiable, y tú lo eres prima Alex" pensaba la chica rubia. Ahora observa a la otra mujer. Se había puesto un poco mas adelante que ellas, aunque de las tres era la única que no sabía donde estaba. Observa su cabello negro oscuro, y piensa lo necesario que es hacer esto.

Y así era, porque nadie podría entrar en la secta si no conocía lo que era quitarle la vida a alguien. Y ella ya lo había echo, pero no su prima, que podría servirles de ayudante. Nada mas que de ayudante en un rango menor.

El cielo empezaba a verse entre las copas de los árboles, despejado sin una sola nube ni por casualidad. Era un paisaje hermoso.

Empezaba ya el ocaso. La luz que entraba ahora era un poco anaranjada. Las tres mujeres se detuvieron.

-Llegamos -dijo la chica rubia.

-Bueno, ¿que querías mostrarnos Ala? -le pregunta la otra mujer sin darse cuenta que en el rostro de Alex no había ni un poco de la curiosidad que debía haber en alguien que no sabía por qué estaba ahí. La chica rubia camina lentamente hacia adelante, mientras la otra la sigue con la mirada.Se detiene enseguida y se queda mirando hacia adelante. La otra chica la observa sin entender. Entonces se escucha un ruido seco,repentino. Ala voltea y ve a la chica tendida en el suelo boca abajo, derribada por un empujón de Alex, que trata de sujetarla de inmediato para que no se levante.

-¿Que significa esto?¿Que están haciendo? -grita la chica jadeando mientras trataba de soltarse.

-Déjala -dijo Ala con calma, mientras se ponía de rodillas sobre su espalda dejándola inmóvil por completo. Alex la suelta y se queda de pie a su lado.

Ala busca una navaja en su pantalón, pero en ese momento, quien sabe como, la chica logra soltarse derribando a Ala, y empieza a correr con un gesto de horror en su rostro. Alex salta velozmente sobre ella un tanto desesperada-no sabía hacer estas cosas tan fríamente como su prima- y la abrasa desde atrás por la cintura casi cayéndose al suelo. Luchan por un momento en esa misma posición, la chica trata desesperadamente de soltarse tomando las manos de su atacante para sacárselas de encima pero no lo logra. Se van al suelo ambas,entonces se acerca Ala con una roca del tamaño de una sandía en sus manos, con la cual le propina un golpe en la cien que casi le rompe el cráneo. Un crujido sobresaltó el bosque. La chica se queda arrodillada inmóvil con el cráneo partido debajo de su rostro sangrante. Produce unos sonidos raros con la boca, semejantes a ronroneos.

Mira hacia arriba sin parpadear. No había en realidad ninguna necesidad de usar una roca para eso, bastaba y sobraba con la destreza y agilidad de Ala, pero lo hizo solo por gusto.

El ocaso seguía su curso, la brisa no era tan cálida como hacía unos instantes, cuando entraban al bosque. Alex se acerca a la chica que sigue arrodillada.

-Está viva aún.

-Lo sé -. Una patada de Ala deja a la víctima tendida en el suelo. Ambas toman una navaja y empiezan a apuñalarla, la sangre salta a chorros. Finalmente la degüellan.

-Uf, fue algo repugnante, pero no mucho -dice Alex.

-Dime si no te sientes mas realizada que antes de hacerlo. Además, si algo bueno demuestra esto es que soy una gran actriz.

-Bueno, yo también hice mi número ¿no?

-Claro... -dice Ala un tanto divertida.

-Ya deberíamos irnos.

-¡Mm! Si no anda nadie por aquí ni por casualidad -dice mirando el bosque, llenándose los pulmones con el aire limpio del lugar. Allí al lado de la desconocida Alex, que no le parecía tan desconocida por momentos; no por el parentesco, si no por otra razón incierta. Tal vez porque se reconocía a ella misma mirándola.

-Pero igual deberíamos irnos.

-Está bien -dice Ala sonriendo apenas, y ambas caminan por el mismo lugar por el que vinieron. Otra vez mira, esta vez con algo de curiosidad a Alex. No puede evitar sentir algo de lujuria.

Pasan cerca de lo que parece ser un esqueleto humano, un niño.

-Todavía recuerdo eso-dice Ala.

Pronto desaparecen de lbosque. Otro asesinato quedaría en el olvido. En el anonimato.





Vidas siniestras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora