Ritual

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Carl había ido a ver a Romani. Era un sacerdote de unos cincuenta y cinco años. Aunque por su postura firme y erguida parecía mas joven. Como lo había encontrado hablando con un anciano no pudo decir mas que "hola soy Carl" hasta que éste se retiró, ya que estaba empezando a lloviznar, lo que le provocó algo de miedo al viejo e hizo que se apurara a llegar a su casa. Un miedo absurdo, que de ser mas joven, no sentiría.

Carl le explica que lo había enviado Gama. El sacerdote sabe que si eso era cierto, debía tratarse de un tema serio. Romani le explicó durante media hora la situación que debía enfrentar.

-¿Como sabe usted todo eso? -preguntó al fin Carl.

-Sígueme -dijo Romani levantándose de la silla y empezando a caminar hacia una puerta quedaba a un pasillo. Se detiene-. He luchado contra esa clase de personas durante años, pero creo que esta vez no podré. No soy tan joven.

Abre la puerta y lo que hay dentro deja a Carl boquiabierto. Una habitación pequeña dedicada a la muerte. En las paredes había cuchillos y espadas cortas, brillantes, con trabajo deslumbrante, algunos de ellos con cabo de plata.

-Sí, estas eran mis"herramientas", -explica el sacerdote- y me valía muy bien de ellas. Son armas echas para la justicia, y son dignas de respeto.

-Ajá... -dice Carl incrédulo.

La próxima media hora, el sacerdote le explica sobre su pasado. En él, el joven había encontrado un maestro. Y pronto se daría cuenta de esto.

-¿Entonces, estás completamente seguro de que están tras nosotros? -pregunta Carl.

-Claro, y es cuestión de tiempo hasta que los encuentren.

-Pero si no saben nada de nosotros, nunca nos vieron.

-Lo sé... pero eso no los detendrá, -mira hacia su derecha con cara de espanto- ¡son terribles!

Pronto hablaban de sus posibles "movimientos"; Romani le explica todo detalladamente. Pronto el joven y futuro "guerrero" Carl se da cuenta de que no es mas que un peón en un tablero de ajedrez gigante.

-¿Y ahora... que estarán proponiéndose? -pregunte un poco desalentado.

-No lo se con exactitud, pero deben estar tras algo grande.

Desgraciadamente tenía razón.


Los nueve encapuchados caminan por el bosque hasta llegar a un claro, que era el lugar específico en el que debían reunirse.

Dos de ellos traen a una mujer atada. La llevan al centro y la dejan acostada en el suelo.

-¿Que sucede? ¿Que se proponen? -gritaba furiosa.

-Comencemos con el ritual-dijo el líder- solo denme un segundo.

La chica mira uno de ellos que se saca la capucha dejando su rostro al descubierto.

-Ala... Ala ¿Que significa esto? -Ala mira a su prima recientemente incluida en la secta, como a una extraña. Estaba por cumplir con un gran propósito.

-Ya cálmate chica -dice irónicamente- estás aquí por algo muy importante. No te pasará nada.

Y así era, ciertamente,porque el día anterior habían tenido una reunión. El líder les habló de un tema que ya llevaba varias semanas de planificación y de discusión: Debían hacer el ritual. Uno en el que se pudiera posesionar a un humano con una fuerza maligna que se fusionara con su mismo espíritu, por medio de una ceremonia. De esta forma tendrían un poder mas grande, un arma mas eficaz. Esto no era una prioridad, pero estando bajo sospecha de un par de jóvenes que mataron a dos de sus miembros, decidieron que lo mas prudente era hacerlo ahora mismo. Solo faltaba saber quien era el indicado, a quien usarían. Porque obviamente ninguno de los nueve miembros mas importantes se animaba a hacerlo. Algo podría salir mal.

"¿Entonces quién?" había preguntado el líder.

-¡Mi prima! -contestó Ala entusiasmada.

-¿Tu prima? -el líder parecía intrigado.

-Sí, mi prima Alex acaba de entrar en la secta. Es la indicada. Creo que lo hará bien.

-Bien ¿Alguna otra sugerencia?... -mira a los demás- Bien, mañana la llevaremos al bosque.

Ahora nueve sujetos rodeaban a la indefensa Alex y murmuraban algo apenas audible. El líder arrojaba sangre humana sobre ella. Pronto todos gritaron una palabra extraña en un idioma desconocido. Y la repitieron varias veces. Entonces el líder se acerca y empieza a decir oraciones incomprensibles mientras Alex estaba terriblemente confundida y desconcertada. No solamente por no entender lo que sucedía (aunque sí lo sospechaba), si no por la recepción de drogas que le habían dado antes, como preparación. Todos la observan, atentos a lo que podría ocurrir, dentro de poco podrían tener una manifestación de sus creencias ahí, delante de sus narices.

El día terminaba. Se podía ver como se asomaba la luna, mientras que el viento presagiaba algo malo. De pronto, Alex se toma la cabeza y empieza a hacer movimientos raros, arrodillada en el suelo, como si algo le doliera.La situación sigue así por un par de minutos, hasta que todos empezaron a sentir algo. Alguna especie de energía rodeándolos. Entonces, el conjuro termina. El líder ha pronunciado las ultimas oraciones. Todos quedan en silencio.

Alex está arrodillada en el pasto, con su cabeza baja, tanto que no se puede ver su rostro. Nadie se atreve a decir palabra. Todos intuyen, adivinan que ese ser que está delante de ellos ya no es el mismo que antes, que hace solo unos minutos.

Alex levanta su rostro lentamente. Muy lentamente. Su rostro, sin expresión al principio, empieza a cambiar. A transfigurarse, aunque no literalmente, en segundos, parece mas un animal rabioso que un humano. Sus ojos reflejan la furia de siglos, de milenios de odio contra la humanidad.

Ahora todos intuían que estaban ante una fuerza incomparable, incontenible.









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⏰ Última actualización: Dec 04, 2015 ⏰

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