Capitulo 3.

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No me lo podía creer. De todos los estudios que había tenía que haberse ido a Madesy. El estudio que peor me había tratado. El estudio que casi consigue que deje el baile por una presuntuosa lesión muy fuerte. El estudio que casi me hunde al echarme cuando nos dirigíamos a los regionales. El estudio que sólo me estaba tendiendo una trampa todo el tiempo.

-Tienes que estar bromeando-bramé.
-Sabes que yo siempre hablo en serio-aseguró.
-Pero por qué... No lo entiendo, no puede haber hecho eso-dije extasiada.
-¡Lo que yo no entiendo es que te afecte tanto cuando hace tres años que ni te hablas con él! -me chilló.
-¡¿Y qué mas te da a ti?! Tú no lo entiendes- mascullé. Aunque sabía que lo entendía a la perfección.
- Me da que soy tu mejor amigo y quiero lo mejor para ti- agaché la cabeza- Y claro que lo entiendo perfectamente. Sigues enamorada de él- suspiró.
-Hugo, sabes que ya lo tengo superado- le aseguré aunque ni yo misma me lo creía.
- Dats, comienza por creértelo tú misma y luego me lo cuentas. Me tengo que ir-anunció levantándose.
-Hugo- le agarré de la cazadora negra que llevaba puesta-, quédate- le rogé.
-Lo siento-se soltó de mi agarre y se marchó.

Una lágrima involuntaria cayó por mi mejilla. Sinceramente, sentía como que le había perdido. Y es que este chico de ojos azules y pelo azabache con pecas me había cautivado desde el primer día en el que se acercó a mí.
Con sus andares de confianza y sus músculos marcados pero sin llegar al exceso, propios de un bailarín y su sonrisa de medio lado con sus labios finos. Lo primero que pensé cuando le vi por primera vez fue que era muy alto. Y cuando habló su voz me enamoró por completo.

Pero era mi mejor amigo y se supone que no tienes que estar enamorada de tu mejor amigo.
Aunque sabía que a Hugo también le pasaba algo conmigo.

Y por otro lado estaba Pablo, que también me tenía loca. Rubio, ojos verdes y grandes, nariz ligeramente aguileña, labios finos y cuerpo de gimnasio. Uno de los tíos más buenos que había conocido. Y gran amigo.

Y ahora me tenía que enfrentar contra él en una batalla de baile. Estaba segura de que había sido Rebeca la que la había organizado. Qué asco la tengo.

Mi móvil empezó a vibrar y vi un mensaje de Catia.

-Datesa, en 15 minutos en el túnel del Perro.
-Allí estaré- respondí.

Toda esta discusión con Hugo me había cansado psicológicamente y estaba cansada pero podría ganarles sin esfuerzo.

Por enésima vez en el día de hoy cogí el metro y me dirigí al lugar de la quedada.

Datesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora