Capitulo 6.

13 4 0
                                    

La adrenalina no corría, volaba por mis venas. El suelo cada vez pasaba más y más rápido. Creo que en mi vida había corrido tanto y tan rápido.

Después de que Hugo le diese esa patada a Pablo salimos corriendo. La policía nos seguía de cerca pero no teníamos en nuestros planes acabar entre rejas.

Hugo me agarró del brazo y giró precipitadamente hacia la derecha haciendo que su cuerpo impactase contra la pared y amortiguando mi golpe. Me tapó la boca y contuvo la respiración. Segundos más tarde la policía pasó por nuestro lado corriendo como si les fuese la vida en ello. Por precaución esperamos diez segundos más y exhalamos todo el aire que teníamos contenido.

Sin dudarlo le abracé y empecé a llorar. Lloré. Por todo. Por el estudio, por Pablo, por Catia que estaba desaparecida, por mi hermano que estaba combatiendo en la guerra, por Hugo. Lloré hasta por mí misma. Daba pena.

-Shh, cálmate-susurró en mi pelo.
-No puedo,tengo miedo-confesé con un hilo de voz- No quiero que te pase nada.
-No me pasará nada.
-Hugo-me separé de él para mirarle a los ojos-le has matado.
Giró la cabeza. Le agarré de la barbilla- No pienso dejarte solo.
-¡No sé qué hacer!- se agarró las rodillas y abrió mucho los ojos. Estaba entrando en estado de pánico.

-¡Hugo! ¡Hugo! ¡Mírame!- le cogí la cabeza con mis dos manos haciendo que me mirase- Tenemos que huir.
-No,-sollozó- yo tengo que huir, tú no la has matado a ella.
-No te voy a abandonar.
-¡Quieres dejar de ser tan cabezota por una puta vez en tu vida!- me chilló.
-Yo...- me quedé sin palabras- no quiero que te pase nada.
-Ey, mírame- me cogió de la barbilla- no me pasará nada. Además no saben que hemos sido nosotros.
-La policía nos seguía.
-Pero no han podido ver nuestras caras. Ahora nos vamos a ir a casa de Catia, ahí estarán tod...
-¡Catia!-le interrumpí- desapareció cuando el estudio empezó a arder.
-Seguro que se fue a su casa y se llevo a los más jóvenes con ella. No te asustes.
-Puede ser, pero no las tengo todas conmigo.
-Hay que salir de dudas- se levantó y me tendió una mano.
-Gracias-susurré cogiendola.

Nos pusimos nuestras capuchas y fuimos hacia la casa de Catia. Esperaba con toda mi alma que estuviese allí.

Datesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora