La lluvia en el cristal te dibujó

Amaia era una chica normal, no se creía mejor que nadie ni tenía más que nadie. Era solo una chica de clase media que iba a comenzar su primer año en la universidad. Amaia es morena, ojos pardos y más bien bajita.

Había llegado el momento, finales de septiembre, al día siguiente tenía que ir a la universidad, su primer día de universidad. Iba a estudiar periodismo y tenía turno de tarde, entraba a las 4. Estaba muy nerviosa, era un día que llevaba esperando muchos meses pero a la vez estaba asustada, creía que no podría hacer amigos, debido a la timidez que la invadía a la hora de establecer relaciones sociales. Escogió la ropa que ponerse, hacía calor asique eligió un vestido verde y unas sandalias.

Al día siguiente cuando se despertó no podía dejar de pensar en que pasaría, como serían sus compañeros y todas esas cosas que invaden a una persona antes de enfrentarse a un marco nuevo.

Cuando llegó la hora se duchó, vistió y maquilló y salió de camino hacia la facultad. Una vez en allí vio a toda esa gente que estaba igual que ella, nerviosos por lo que les esperaba, aunque algunos ya se habían juntado en grupos o parejas, pero ella estaba sola.

Se quedó de pie en la puerta de la clase y se fijó en una chica que estaba igual que ella, sola en la puerta, justo enfrente de ella, entonces la chica se acercó a Amaia y comenzó a hablar con ella:

-          Hola, soy Inma, supongo que irás a esta clase ¿no?

-          Si, si, voy a esta clase, encantada, soy Amaia- Contestó ella dándola dos besos a modo de saludo.

Entraron juntas en la clase y se sentaron, detrás de ellas se sentó otra chica que enseguida les saludo.

-          Hola chicas, soy Rebeca, puedo sentarme con vosotras

-          Por supuesto, somos Inma y Amaia- Contesto Inma mientras Amaia sonreía al ver que sus temores iban desapareciendo.

Ya las tres juntas comenzaron a fijarse en el resto de la gente que se encontraba a su alrededor, había muchas chicas, pero ellas, solo se fijaron en los chicos. Había dos chicos que a Amia le parecieron guapísimos pero pasó un poco del tema.

Así pasó el primer día de clase, había hecho dos amigas y había conocido a otras cuantas.

Al día siguiente se dispuso a ir a clase, cuando llegó se acercó rápidamente a Inma y Rebeca, ellas la estaban esperando.

Inma y Rebeca pasaron por la puerta y Amaia entró después, cuando lo hizo se fijó en un grupo de chicos que estaban sentados en las filas de delante. Eran unos siete, pero ninguno la llamó especial atención.

Se sentó en su sitio entre Rebeca e Inma y se pusieron a hablar de ese grupo de chicos, Inma dijo que uno de los chicos le parecía mono, aunque a Rebeca y a ella les parecía más bien feucho, asique Rebeca tomó la iniciativa y decidió ir a presentarse.

-          Hola chicos, soy Rebeca y estas son Inma y Amaia- Las presento a los chicos.

Se llamaban Alejandro, Daniel, Arturo, Juan, Mario, Diego y el que a Inma le parecía mono que se llamaba Samuel. Las chicas se sentaron justo detrás de ellos cuando entró, Amaia se quedó mirándole atontada, cómo no podía haberle visto el día anterior, seguro que no había ido, era moreno, muy alto y con una mirada que la volvió loca.

-          Bueno chicas, este es Iván – Alejandro las presentó

-          Hola chicas – Iván les saludó y les dio dos besos mientras ellas le decían sus nombres

Como no había sitio con los chicos, Iván decidió sentarse al lado de Amaia. Ella sintió que algo había hecho ‘clack’ entre ellos y él también lo había sentido, se miraban y se reían mientras el resto estaba totalmente ajeno a lo que estaba ocurriendo.

Ese día Amaia se fue a su casa, se tumbó en la cama y comenzó a sonreír como una boba. Iván la había enganchado pero bien, sobre todo con su mirada, cada vez que lo hacía sentía que la envolvía con sus ojos y eso la volvía loca.

Él por su parte cuando se montó en el autobús para volver a casa, se sentó en el asiento y pensó en Amaia, si podía ser posible que le hubiese gustado tanto sin apenas haber hablado nada.