Capítulo 1: Forestgrove El viaje dura más de siete horas en coche y unas tres en tren, entre ellas me he pasado unas cuatro o cinco horas intentando conciliar el sueño. Cuando llegamos al pequeño pueblo pesquero de Crick's Port, alquilamos un coche y nos dan un Toyota Voyager ya que mi padre pensó que nos hará falta espacio para llevarnos algo de la casa de la abuela Agatha. Mi padre detiene el coche ya que creo que se siente desorientado. Pronto se dirige hacia un anciano que se haya a paseando por el camino. - Perdone, ¿Podría indicarnos dónde se encuentra la casa de Forestgrove? - le pregunta mi padre leyendo el papel dónde creo que se había apuntado el nombre de la casa. El anciano nos mira fijamente notando y siguiendo todos nuestros ligeros movimientos. En una especie de arrebato y una energía que tendría hace años empieza a golpear el coche con sus flácidas manos y a gritar - ¡Malditos, vuelvan a su ciudad y nunca vuelvan! - grita el anciano repetidas veces Mi padre reacciona rápidamente y acelera el coche dejando atrás al anciano que con una energía sorprendente nos empieza a perseguir. Los escasos carteles que en aquel pueblo encontrábamos no bastaban para encontrar el camino a casa de Forestgrove, así que mi padre se la jugó y le preguntó a una joven sentada en un porche. - Perdona, ¿Serías tan amable de decirnos dónde está la casa de Forestgrove? - le pregunta mi madre a la joven La joven con un gesto de horror en su cara se da la vuelta corriendo y se mete en su casa. - Yo puedo indicarles el camino a Forestgrove - nos dice un señor encapuchado - Pero esa información les costará - nos anuncia - ¿Cuanto? - pregunta mi padre - Treinta y cinco euros - dice el señor con una siniestra sonrisa en su rostro - ¡¿Treinta y cinco euros?! - grita indignado mi padre - Papá, seguramente no encontraremos a nadie más dispuesto a decírnoslo - dice Charlie Mi padre abre su cartera y saca el dinero que nos pedía el señor. - ¿Ven ese camino de ahí, el de la derecha? - mi padre asiente con la cabeza - Pues deben seguirlo, luego el camino se dividirá en dos y ustedes cogerán el del bosque - hace una pausa - seguidamente verán dos caminos y uno señalado por el cartel, en el pone Forestgrove, cojan ese y les llevará a la casa. Tal y como él nos dijo, lo hicimos y efectivamente llegamos a La Mansión Forestgrove. Cuando entramos en el bosque que rodeaba la casa, vimos que a un lado de el espeso follaje y de la espesa arboleda del terreno perteneciente a la casa, estaba reservado a una especie de cementerio. A Amy esa idea le ponía los pelos de punta, ya que le encantan las películas de terror y eso creo que conlleva a que se imagine que los muertos saldrán de sus tumbas para comerse nuestro cerebro. Cuando llegamos a la puerta de la Mansión, mi padre sacó una vieja llave que al parecer era del siglo XVIII. Al abrir la puerta una gran humareda de polvo se abalanzó hacia nosotros. Cuando el polvo se dispersó nuestras ropas quedaron completamente grises y ante nuestros ojos vimos el antiguo salón de aquella mansión, era muy viejo y y todo estaba recubierto de sábanas. - Voy a necesitar ayuda para limpiar esto - dice mi madre observando las múltiples telarañas. - Hijos, ¿Qué os parece la nueva casa? - pregunta mi padre con entusiasmo - Bien - decimos todos por no desilusionar a nuestro padre - Chicos, este pueblo es muy peligroso, no quiero que os acerquéis a nadie - dice mi padre preocupado - ¿Y como iremos al colegio? - pregunta Charlie - Vendrá una Institutriz cada día lectivo - responde mi madre Cojo mi maleta del maletero del coche y subo la enorme escalera con tallados a mano desde antes del siglo XIV y veo un largo pasillo y en el suelo una gran alfombra roja como las de las películas de cine antiguo. Entro en uno de los cuartos y veo uno enorme con cuadros antiguos de antepasados de la familia la verdad es que era un cuarto enorme y los muebles estaban bien conservados, ¡me lo pido! Deposito la maleta con sumo cuidado en la gran cama que había en medio de la habitación y la empiezo a deshacer. Abro el armario que al parece estaba muy limpio y dejo allí la ropa, en el gran escritorio que se haya enfrente de la cama, coloco mi ordenador y mis libros, seguidamente escucho a mi madre llamarnos para la cena, así que bajo. Pasadas unas horas, vuelvo a subir a mi habitación y decido tumbarme en la cama y me percato de que mi madre ya había cambiado las sábanas, pasados unos instantes me quedo dormido. Paso la noche y me despierto a las 10:00 a.m, cuando salgo de la habitación, intento buscar el baño y cuando por fin lo encuentro, intento ducharme. Al abrir el grifo de la bañera, sale un líquido espeso negro parecido al barro. La verdad es que eso me ha quitado las ganas de ducharme.
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Los Que Miraron Atrás
HorrorAgatha Jens ha muerto, y su único hijo hereda la gran mansión de la viuda. Cuando por fin decide mudarse allí con su familia para un cambio de aires, la familia experimenta la extraña presencia de algo maligno. Sus tres hijos descubren una carta que...