Desaparecido

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Capítulo 4

Desaparecido

A la mañana siguiente nuestros padres nos encuentran a Amy y a mi durmiendo en el sofá, después del susto de ayer, casi no pudimos dormir y cuando conseguimos conciliar el sueño ya eran las 7:45 de la mañana.

- Amy, Matt - dice mi padre en voz baja y amable - chicos ya es hora de despertarse.

Eso no nos despertó. De repente suena la olla exprés de mi madre y el fuerte pitido nos atraviesa el cráneo y nos despertamos dando un vuelco.

- Buenos días bellas durmientes, ¿qué estuvisteis haciendo anoche? - dice mi madre burlándose de nosotros desde la cocina

- Hay maneras más eficientes y menos crueles para despertar a las personas - dice Amy enfadada

- ¿Dónde está Charlie? - pregunto para cambiar de tema

- No lo se, vi su puerta abierta y pensé que había bajado aquí con vosotros - dice mi padre

- Pues aquí no está - digo yo preocupado

- Estará gastándonos una de sus bromas - dice Amy - Cuando vea que no funciona vendrá - añade

Amy, mi padre y yo subimos al cuarto de Charlie para ver si estaba bien, aunque lo que encontramos fue realmente impactante, la ventana de Charlie estaba rota y los cristales rotos que había en la habitación, nos indicaban que algo había entrado y no al revés; algo se había llevado a Charlie.

Nos pasamos la mañana entera buscando a Charlie de arriba a abajo, pero no encontramos ni rastro de él. Cuando ya eran casi las dos de la tarde mi madre decidió llamar a la policía del pueblo y avisar del 'secuestro' de nuestro hermano.

Comimos por turnos, primero yo, luego Amy, después mi padre y por último mi madre, que casi no podía llevarse la cuchara a la boca del miedo que tenía.

Pasaron los días y Charlie no aparecía, sinceramente yo ya le daba por muerto, era invierno y hacia frío, las plantas estaban empezando a perder sus hojas, los animales se escondían para hibernar y los pájaros se preparaban para afrontar lo que parecía una fuerte tormenta. El día 11 después de la desaparición de Charlie, mi padre fue al pueblo a por comida, agua, algunas mantas y leña para la vieja chimenea del salón.

Cuando llegó a casa, no vino solo, sino que trajo con él un acompañante, era un cachorro de pastor Australiano.

- Amy, Matt, Charlie os he traído una cosa - cuando se dio cuenta de su error, se retractó casi inmediatamente - Amy, Matt os he traído a alguien - dijo tristemente

Bajamos corriendo las escaleras y cuando descubrimos la sorpresa que traía nuestro padre corrimos a abrazarle, se podría decir que lo necesitábamos. La parte medianamente buena es que siempre quisimos un perro pero Charlie les tenía alergia, así que no podíamos tener uno.

- Se me acerco una señora en medio de la calle con este pequeñín entre sus huesudos brazos y me dijo que si me lo podía quedar, puesto que ella no tenía suficientes recursos económicos como para cuidarlo - hace una breve pausa - Y aquí está

Tendría apenas tres meses, casi no podía sostenerse de pie.

- ¿Cómo le podríamos llamar? -dice Amy levantándolo del suelo para abrazarle

- ¡Milu! - salta casi instantáneamente mi madre que nos estaba escuchando desde la cocina

- Milu entonces - afirma mi padre

Me acerco para verle más de cerca y me fijo bien en sus ojos, descubro con gran sorpresa, que tiene heterocromia, es decir, que tenía un ojo de cada color.

- Papá, Milu tiene heterocromia - digo yo

Se agacha un poco y ve que tengo razón.

- Es cierto Matt, en cierta parte esto es bueno - al ver nuestras expresiones de extrañeza añade - ¿Sabíais que antiguamente las personas que vivían cerca de los poblados indígenas tenían perros con heterocromia? - hace una pausa - Pues es así, cuando los indígenas veían que los perros tenían un ojo de cada color, pensaban que dentro del perro había un espíritu que protegía a los dueños, y por eso les dejaban en paz.

Nos quedamos boquiabiertos. Estábamos 'protegidos' de posibles ataques de indígenas, a no espera que para que aquí haya un pueblo indígena habría que irse unos miles de kilómetros más al sur.

Los Que Miraron AtrásWhere stories live. Discover now