Día Trece: Sí.

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"-Michael- Le observó -Quiero que empieces algo con él-

-¿¡QUÉ?!- Judas le sonrió con pesadez.

-Quiero que empieces una relación con él- El joven encendió un cigarrillo y el humo de la primera calada bailó sobre el pelo de Michael; ¿desde cuándo fumaba?

-No... ¿no salías con Christian?- Dijo sin voz.

-No cuando habla sin parar de ti- Antes de que Obberful llenara el vacio con una perorata ininteligible, el enfermero habló -Mira, yo solo quiero informarte que Chris muere por ti y no te creas invisible Michael, veo cómo le sigues a todos lados con la miraba. Quizás a ambos les haga bien terminar tanto drama-"

Libidius respiró hondo ante el recuerdo del día anterior; Chris dormía a su lado y él no podía evitar mirar con cierta inquietud. Todo facciones cuadradas y enredado pelo negro. Todo Christian Alan Torrens. Simplemente todo.

Michael sonrió cuando lo vio removerse; sin embargo se echó algo más alejado.

-Hola- Le miraron los ojos ajenos.

Ah, ahí estaba ese aplastante sentimiento de nuevo...

-Hola- Contestó él casi con la misma suavidad en su tono; Chris le sonrió de forma brillante.

-¿Qué hora es?- Preguntó sin un atisbo de querer salir de la cama.

-Cuatro menos diez; dormiste solo dos horas- Notó.

-Qué importa, ¡te cuento qué soñé!- ¿Le parecía o Alan brillaba de un nuevo exótico tono pálido a la luz de la lámpara?

-Hmm-

-Estábamos en el botánico...- Los ojos parecían ilusionarse con la sola mención de salir del hospital -Tú, la forra de Annabelle y yo- Apuró el nombre de la chica casi inconscientemente -Y a Annabelle le crecía esta planta rara que hacía una especie de fusión con su brazo y subía hasta su garganta...-

Michael no pudo aguantar la cara de asco.

-¡Exacto; asqueroso! ¡Perfecto para ella!- Sonrió; Libidius rió -Bueno, le subía por la garganta y no podía respirar así que te desesperaste y tuvimos que salir por un caño de bomberos que caía en el hospital, solo que no era el hospital era muy parecido a ese videojuego, ¿cómo era? ...Silent Hill; sí ese. Entonces apareció Lay con cuernos y garras y...- Se rió de pura expectación.

-¿Y?-

-La degolló y nosotros aparecimos haciendo un picnic en Illinois-

-Lindo- Ironizó.

-Todo lo que venga de mi es espectacularmente lindo- Dijo orgulloso. La puerta se abrió revelando a Layra y sus dos carpetitas y su apretada coleta en alto.

-Hablando de Roma-

-¿Qué dices Michael?- Ambos se sonrieron.

-Nada-

-Honey solo apreciaba mi belleza- Lay elevó una ceja ante lo rojo que se puso el castaño pero no dijo nada.

-Bueno, vengo a verificar los ejercicios de recuperación- Ojeó al de ojos jade, él asintió, todo por sacarse aquello de encima.

Lay llamó a Judas, quien preparó de forma paralela dos grandes y largas varillas de metal bien sujetas al suelo pera que él se sostuviera de la forma más firme posible; luego se acomodó de forma que no caería al darle las muletas a Judas mientras que Kamminway lo guiaba y comenzó.

No pudo evitar que el cuerpo completo le temblara luego de no más de diez minutos.

-¿Quieres que...?- Chris decía.

-No- Jadeó él en seguida -Puedo...solo- Alan asintió, Judas parecía querer echarse a reír.

-Vas bien; intenta apoyar un poco más la pierna herida- Michael lo intentó, Michael casi ve rojo en el intento -Bueno, quizás podemos seguir así por unos días más- Se compadeció la médica.

Media hora de variados ejercicios tanto en la barra como en una colchoneta después y lo único que Libidius quería era tirarse y hacer nada.

-Ya estamos- Le sonrió complacida -Judas, desarma el material mientras voy a entregar los informes- El enfermero asintió, Lay dejó una de sus carpetas sobre la mesa de Torrens y se fue con la que debía ser de Michael, quien ahora estaba arrojándose en la cama.

-¿Estás bien?- Preguntó sonriendo Chris.

-Qué te parece- Pero fue Judas quien bufó.

-Con vos ahí está perfecto-

-Judas...- Advirtió, pero era muy tarde, Alan ya lo veía de forma curiosa.

-¿A qué te refieres?- El muchacho le sonrió como solo le había mostrado luego de una buena noche en algún cuartito del hospital.

-Bueno, después de todo, le gustas; más bien SE gustan- Michael empalideció; ¡Dios que lo maten!

¡¡Ahóguenlo con una almohada si es necesario, solo háganlo desaparecer de ese cuarto!!

-¿Si?- No supo dónde clasificar el tono de Christian.

-¡NO!- Gritó.

-¿No?-

-Ups...creo que debería...-

-Sí, fuera- Le echó el de obscuros cabellos; le sacó a trompicones del lugar y, luego de haber cerrado fuertemente la puerta y darse la vuelta encarando al castaño, repitió: -¿No?-

-¿No?- Repitió como idiota y enseguida se arrepintió al ver al otro chico -¡SI!-

-¿Sí o no?-

-Bueno...- Alan se acercó a él tan rápido que casi le causa vértigo; le tomó el rostro.

-Michael, responde- Lo miró directo a los ojos -¿Sí o no?-

Libidius sentía que no podía respirar, su garganta se sentía reseca y cerrada, sus manos temblaban ligeramente, su cuerpo parecía vibrar por la cercanía de Torrens, su cabeza parecía diez mil veces más pesada y el simple hecho de formar una entrecortada y fácil palabra en ese estado le pareció un milagro...

-...sí-

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31 Días en CamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora