Venus

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Venus.

Cuando entra a la casa de Soonyoung el reloj marca las 9 en punto. Decidió no llegar demasiado temprano, era parte de mantener una imagen cool, pero apenas entra a la fiesta no se puede engañar; busca con la mirada a un chico pelirrojo y tonto por todo el lugar. Ruega que siga con vida o dignidad, de preferencia ambas.

—    ¡Mi muchacho! —Alguien se le cuelga de los hombros, pero sólo es Soonyoung con un vaso rojo en una mano—. ¿Por qué tardaste tanto?

—    Estaba haciendo otras cosas —acepta el vaso que el mayor le extiende, dándole un pequeño sorbo.

—    Bueno, diviértete —golpea su espalda y desaparece entre el montón de gente que llenaban la sala de la casa.

Soonyoung es popular por sus épicas fiestas donde la cordura y decencia siempre faltan. Incluso, hubo una donde acabaron en la piscina de la vecina y la policía llegó. Épicas. Pero eso no le importa ahora a Hansol; tampoco le importa el qué estará haciendo Seungkwan... no le importa, sólo le intriga.

Pasea de aquí para allá por todo el lugar, pero lo único que encuentra son borrachos y más borrachos. Se rinde. Probablemente Seungkwan ni siquiera haya ido a la dichosa fiesta, y en parte es mejor, no se imagina al tipo de mejillas regordetas bebiendo o haciendo los desfiguros que hacían los demás.

Regresa a la sala de la casa donde se deja caer en el sillón aún con el vaso que Soonyoung le dio en un principio, no le apetece beber para nada.

—    Hansol, me duele la cabeza.

Sonríe inconscientemente cuando siente a alguien dejándose caer a su lado y esta vez es, de hecho, la persona que esperaba. Seungkwan tiene los ojos cerrados y el ceño fruncido, con una mano en el estómago y la otra como muerta en un costado. Hansol vuelve a sonreír cuando siente el fuerte olor a alcohol proveniente del pelirrojo.

—    ¿No sabes decir hola? Aparecer tan de repente es de mala educación —Seungkwan gime con dolor—. ¿Qué tomaste? —Le pregunta en cierto tono que fuese sólo audible para el metiche.

—    No lo sé —alarga sus palabras y de un solo movimiento se acurruca en el brazo de Hansol—, no lo sé.

El rubio sabe que están rodeados de gente, pero cuando siente la cabeza de Seungkwan descansando en su hombro, parece que en realidad no hay nadie. Se siente extrañamente bien. Hansol suelta una risilla burlona cuando escucha que el pelirrojo comienza a desvariar en balbuceos.

—    Hansol-ah, Hansol-ah... —repetía en diferentes tonos—... un día en Venus sería lo que 243 días en la Tierra, incluso, Venus rota en sentido opuesto a los demás planetas... ¿no es algo raro, Hansol-ah? —Termina riéndose—. Adiós, Hansol-ah.

Chwe Hansol frunce el ceño por la forma en que Seungkwan lo ha llamado, tratándolo como un menor. Y cuando abre la boca, un ronquido sale desde los labios del borracho. El chico se ha quedado totalmente dormido encima de él. El rubio niega con la cabeza, pero acepta internamente que la situación es cómica.

Muerde suavemente su labio inferior; le alegra haberse encontrado con Seungkwan. Alza una de sus manos y toca con delicadeza el cabello rojizo oscuro del otro. Hansol siente algo parecido a mariposas en el estómago. Eso no está bien. Pero le gusta.

Cuando me miras. [VerKwan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora