Capítulo VIII: Sin Escape.

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Vi a la pared. Mi cara de confusión, enojo e incredulidad estaban reflejadas en mi mirada.
Una cita con ese indeseable. Si, una cita con ese indeseable. Asco.

-Tienes cara de haber visto a un fantasma, cariño. ¿Qué pasa?
-Tengo una cita.
Dije. Marlene me vio con cierta picardía, deseosa de saber el chisme del momento, y se dignó a preguntar algo a lo que yo temía responder.
-¿Con quién?
-William Diamond. Y lee libros.
Su rostro de pasar a emocionada pasó a uno como el mío, llenas de incredulidad.
Quería decir algo, mas sin embargo no dijo nada. Una parte de ella sabia que quería gritar y mandarme de compras, otra encerrarme en mi habitación y decirle a William que acababa de morir.
Una risa por parte de un idiota entrando se hizo presente, la risa de Liam paró a penas nos vio con nuestra cara de póquer.
-¿Bebieron anoche y ahora sufren las consecuencias?
-No. Kat tiene una cita,-Liam me vio como si me acabara de ganar algún premio- con William Diamond.
Y un Liam se acaba de caer o desmayar. Auch.
Vi a Liam que se sentó en el piso apenas cayó y me volteó a ver señalandome con su dedo acusador. -Estás loca.
-Graaacias por el apoyo,-bufé-. No quiero ir, pero no tengo opción.
-¿Hora?
-Siete.
Marlene vio la hora en el reloj de la pared. -11 de la mañana. Tienes tiempo para dos cosas.
-¿Cuáles?
-O buscas una excusa o buscas ropa.
Liam se quedó en el suelo viéndome fijamente. ¿Imaginándome en vestido? Posiblemente.
-Deja de verme así.
-No.
Bufé. Mar nos mandó a desayunar casi a patadas.
Ahora me encontraba pensando en qué estupidez había hecho.
<Admitelo quieres>
Shu, conciencia.
<Katherine, si quieres>
Si quisiera estaría bailando.
<No necesariamente>
Así fue como me caí al piso desde mi cama.
Me quedé viendo al techo pensando. Últimamente he pensado demasiado, con coherencia o sin ella.
Suspiré. Me volví a meter en las sábanas dispuesta a tomar una siesta.

Solo escuché como cerraban mi puerta de un golpe y se me tiraban encima.
Solté un quejido. -Quítate, muto.
-Son las cinco, tienes dos horas para arreglarte.
Me senté de golpe y una Marlene se cayó al suelo viéndome o asesinandome con su mirar.
-Ayuda.
Corrí al baño con ya dos toallas en mis manos.
<Y no quieres ir>
Conciencia, no tienes derecho a hablar. Ignore a mi conciencia, si Intensamente no me falla esa debió de ser Desagrado o Felicidad. Par de idiotas. Así fue como después de darme una ducha de minutos desconocidos volví casi corriendo a mi habitación. Apenas entré mi celular sonó y Marlene que estaba rodeada de conjuntos contestó mi celular.
-Si, está aquí. Saldrá. No. Si. Si. No. Qué se yo. -Se volteó y me lanzó el teléfono- para ti.
Lo atrapé contestando la llamada y solo había un grito de mi jefe del gobierno con apariencia o actitud paternal.
-Katherine.
Hice berrinche al teléfono como buena chica madura que soy. -No quiero iiiir. -Vas a ir. Se madura. Es un chico, solo, cuídate. Ah. Y mañana te quiero en la oficina a las 10 de la noche, con Mar y Liam. Quieras o no. Disfruta tu cita. Adiós.

Y colgó.
Marlene salió dejándome con la ropa sobre la cama. Cerré los ojos.
No tenía opción ni escapatoria, me di cuenta.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2015 ⏰

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