CAP. 2

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-Necesitamos más dinero. Ese trabajito que te conseguiste no es suficiente.

Al terminar de trabajar decidí ir de inmediato a mi casa, pero me esperaba mi madre dándome la charla de que el trabajo no pagaba lo suficiente, que necesitaba más dinero porque no le alcanzaba.

-Pero mamá, los únicos que trabajamos es mi padre y yo. Usted se queda en casa todo el día.

-¿Crees que me paso sentada todo el día en el sofá sin hacer nada? Una dueña de casa también tiene sus deberes. – responde muy enfadada.

-Lo siento. Pero fue el único trabajo que pude conseguir. ¿Y Emilia? Ella también puede trabajar, además es la mayor.

Mi madre siempre me manda hacer los deberes a mí, Emilia puede salir con sus amigas o cualquier otra cosa. Ni tengo tiempo para mí, de la escuela al trabajo, del trabajo a la casa ¿y que me espera allá? Más cosas que hacer.

-¿Emilia? No, ella no. Tiene que concentrarse en sus estudios y pasarlo bien.

-¡Pero yo también necesito concentrarme en mis estudios! – exigí.

-¡No me levantes la voz jovencita! ¿Qué te has creído? Aquí la que manda soy yo. Hablando de estudios, podrías dejarlos para trabajar tiempo completo.

-¡¿Qué?! – Me quede con la boca abierta – no, eso ni lo piense. Yo quiero estudiar, después ir a la Universidad y ser una profesional.

Cuando termino de hablar ella lanza una fuerte carcajada, yo solo la miro sin comprender porque se ríe, sigue así unos minutos hasta se les salen unas lágrimas de tanto reírse, luego cuando se tranquiliza y responde.

-¿Tu? ¿Profesional? – Suelta otra carcajada – la única profesional que saldrá de esta casa será Emilia, tú con suerte serás cajera en un supermercado.

La miro enfadada, es mi madre y se supone que debería apoyarme en lo que quiero ser, no desalentarme como siempre lo hace. Ella prefiere a Emilia en todos los casos, me siento tan insignificante cuando estoy con ella. Por suerte tengo a mi padre y a Daniel, son lo más importante para mí.

-Vete a tu habitación. Mañana hablaremos de tu trabajo.

Me voy hacia las escaleras sin decir ni una sola palabra y me encierro en mi habitación. Me pongo el pijama y me tapo hasta la cabeza, y estallo en llantos. ¿Por qué me ha tocado esta vida? ¿Qué he hecho yo?

Me absorbo en mis pensamientos, en este mismo momento mi mejor amiga es la almohada. ¿Por qué mi madre me hace esto? ¿Es que acaso no me quiere? Lloro hasta no poder más, siento mis ojos hinchados pero me siento tan débil, no tengo fuerzas para levantarme e ir al baño así que decido dormir.

......

-Mia... Mia... ¡Despierta Mia!

Me sobresalte por el grito que han dado, me senté tan rápido y con los ojos cerrados que choque con algo duro en mi frente, y los dos soltamos una exclamación.

-¡Auch!

Al abrir los ojos me encuentro con mi padre sentado en mi cama sobándose la frente con su mano.

-Papá, me has asustado.

-Sí, ya me di cuenta. – dice aun sobándose la frente.

-Lo siento ¿te ha dolido mucho? – le pregunto con una sonrisa, pero parece más bien una mueca.

-No, tranquila ya paso – me dice con una sonrisa que me encanta, pero luego se le quita – Mia levántate ya, que llegaras tarde.

Me levanto lo más rápido y me dirijo al armario a sacar mi ropa para cambiarme. Cuando ya la he escogido la tiro hacia la cama y me doy vuelta para sacarme la ropa pero me encuentro que mi padre sigue aquí.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2015 ⏰

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Un horroroso desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora