Parte 3

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Entró otra vez. Yo ya habia cojido las tijeras que tenia bajo la almohada y me habia dibujado mas paralelas en mi brazo. Bueno, esa vez en los dos.

Me miró. Le miré aun llorando. Miró en mi mesita y antes de que me diera tiempo a pensar en lo más inteligente que podría haber hecho, se llevó el mobil. Y creo que lo hizo para que no pudiera pedir ayuda ni decirle a mi madre que viniera a buscarme.

Cerró la puerta de un portazo y le oí subir las escaleras. Entonces me acurruqué bajo las sabanas y me tapé. Me escocían los brazos. Mucho. Mas que nunca. No se si fue por la rabia o porque habia abierto, a demas de los nuevos; casi todos los anteriores.

Empezé a llorar esta vez sin querer parar las lagrimas que me quedaban. Queria terminar de desahogarme. Que eran cuatro años así joder, cualquier otra persona habria acabado peor. Pero yo siempre he sido fuerte gracias a eso.

Pensé en qué le diria a mi madre en cuanto la viese. Qué diria de mis cicatrices, qué diría de todo lo que me había hecho aquel monstruo. Pensé en qué pasaría al dia siguiente; ya que seria domingo y hasta la tarde no volveria a casa con mi madre.

Decidí que lo mejor sería no establecer contacto alguno con él. Si. Eso era lo que debía hacer. Ni a él ni a mi hermana.
Pensando y llorando y cubriendome los hirvientes brazos; me quede dormida, por fin.

Me desperté con frio. La sabana estaba en el suelo. Genial. Yo enferma y destapandome. Me cubrí el cuerpo entero con la sabana y heché una manta por encima. Pero ya no pude volver a dormirme. Debía ser alguna hora de la madrugada porque estaba todo oscuro. Supongo que él dejó cerrada la puerta a proposito para quedarme a oscuras. Sabia que tenía incomodidad cuando estaba a oscuras. Pero aquella vez no distingía nada. No entraba el mínimo rayo de luz asi que cerré los ojos y me imaginé entre los acojedores brazos de mi madre.

Creo que me quedé dormida. Abrió de repente la puerta y abrí los ojos sobresaltada.

- A desayunar.- Dijo de mala manera.

No le contesté. Me levanté sin decir nada, bajé las mangas del pijama para que no viese nada y fui a la cocina.

Saqué una taza, el nesquik y la leche. Lo hice todo rápidamente para salir a la terraza. Necesitaba respirar aire fresco cuanto antes. Salí con la taza, un platito y un par de magdalenas.

Me senté en la mesa enfrente de él. No me hacía mucha gracia pero no había otro sitio. Y ya no tenía miedo alguno.

No le miré. Pero sabía que él a mi sí.

Terminé lo más rápido que pude y me fui a mi cuarto. Bueno, al que compartía con la reina de la casa.

Y así pasó todo el día. En un momento dado estaba leyendo en la cama y entró mi hermana. Me miró mientras iba a su escritorio. Bueno, el único que había en la estancia. No recuerdo que me dijo pero no le hice caso. No pensaba hablar con ninguno de los dos.

Al fin llegó la tarde-noche y me llevó a casa de mi madre. Sin el móbil, claro.
El viaje fue largo, desesperante ya que ninguno de los dijo palabra alguna. Tampoco es que hiciera falta. No pensaba volver a hablarle/verle en la vida. No queria volver a saber nada de él jamás.

Llegué a casa. Bajé del coche y cerré la puerta. Di tres pasos y gritó desde dentro.

- ¿¡No te vas a despedir!?

No le contesté. Bueno; si, le saqué el dedo de enmedio y subí las escaleras. Llamé al timbre rezando para que no tardaran en abrir por si él bajara del coche y en cuanto me abrió mi madre me puse a llorar desesperadamente. Me abrazó y me metió dentro de casa.

- Mama...- Conseguí decir entre sollozos.
- ¿Que pasa? No llores. Shh..

Pero no pude parar. Mis lagrimas brotaban como letras escribiendo palabras. Palabras que describian mi sufrimiento. Lo que me hizo. Lo que hize yo. Todo.

Una vez conseguí calmarme, media hora despues; le conté todo. Me abrazó fuerte. Me dio besos. Me dio amor. Todo lo que él nunca fue capaz de darme.

- No quiero volver mamá. Es un infierno. No dejes que vuelva por favor. No lo permitas.

- Cariño yo no te voy a forzar a ir. Pero no me parece normal eliminar a un familiar de tu vida. Y menos uno tan cercano. Que es tu padre...

Y empezé a llorar desconsoladanente de nuevo.

- ¡Precisamente por eso! ¡Porque es mi padre! ¡¿Como puede una persona tratar asi a su propia hija?!

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