Doggy corre por encima del sofá para llamarme la atención y le acaricie.
Ha sido mala idea decirle eso a Alec. Ahora no parará de insistirme para que le diga a qué me refiero. Y mi deducción se hace verdad cuando baja las escaleras algo agitado.
-- ¡Tú! -- Me señala. -- Ahora me vas a explicar a qué te refieres, pero ya mismo. -- Me ordena suplicante.
-- Eeeem, no. -- Él sabe que iba a responder eso. Se tira al sofá y me atrapa. Nos quedamos tumbados uno encima del otro y me agarra de las muñecas.
-- Me lo vas a contar, ahora.
-- Sabes que no voy a hacerlo.
-- Tu te lo has buscado. -- Me suelta de su agarre e intenta hacerme cosquillas. Que pena que no se acuerde de que no me río. Deja de hacerlo y recapacita. -- Mierda, lo había olvidado. Esto no sirve contigo.
Nos quedamos mirando y suspiro. Aparto la mirada e intento aguantar las lágrimas que se van acumulando. Aunque es en vano, ya caen. Alec las ve y se aparta rápidamente de mí. La radio, que he encendido antes, reproduce una canción triste. ¡Qué momento! Amo las canciones que suenan con tan sólo un piano, pero me vuelven muy sensibles.
-- Lo siento, no quería molestarte.
No respondo, simplemente miro al techo y me seco las pocas lágrimas que se han derramado. Me levanto y bajo a Doggy del sillón de mi abuela. Nadie se ha sentado allí desde entonces.
Alec sube las escaleras y se cierra en su habitación. Nada tendría que haber ocurrido así. Me permito llorar. Nada me está saliendo bien. Y esa maldita canción no ayuda, aunque tengo que admitir que es muy bonita, aunque muy triste. Apago la radio y todo se queda en un silencio sepulcral. Sólo se oyen los grillos de la noche. Cojo mi chaqueta y abro la ventana que da al jardín. No tendría por qué salir, porque si mamá me ve, va a matarme por salir con este frío. Me siento en el suelo del porche y miro la luna. Parece que brilla más que nunca, y hoy la veo más bonita.
Alec llega y se sienta a mi lado, aunque él no lleva puesta un abrigo. Sólo trae puesto su jersey de lana granate que tanto me gusta y tan bien le queda.
-- Lo siento, de veras. No quería molestarte. Pero es que te extraño tanto que me he dejado llevar.
Asiento en silencio. Entonces dice:
-- ¿Qué te ocurre, Kath? Jody me ha dicho que algo te pasa. -- Maldigo a Jody mentalmente mientras intento disimular mi expresión.
-- No me pasa nada -- Susurro.
-- Ambos sabemos que no es así. Por favor, puedes confiar en mí.
Tengo miedo de lo que pueda pasar. De lo que me pueda decir. De que pueda aparecer...
ESTÁS LEYENDO
Chats Between Us
Fiksi UmumUn día cualquiera, Kath empieza a recibir mensajes de un número anónimo. Al principio los ignora, pero luego tiene curiosidad de saber quién es la persona que hace un intento de hablar con ella. Alec es el chico que está detrás de los mensajes. Hay...