Prologo

338 21 1
                                    

Todo comenzó cuando mis padres empezaban a discutir en la noche luego de llegar de sus trabajos.

-¡Maldicion! El dinero ya no alcanza.

Gruñía mi padre golpeando lo primero que se me cruzara, si incluso personas. Mi madre se mantenía en silencio hasta que yo llegaba con alguna petición.

-Mami ¿Podrías acostarte conmigo un rato?

Era la pregunta que salía de mi boca cada noche.

-Mocoso -decía ni madre entre dientes-. Ahora no puedo, estoy trabajando.

Era la repuesta de todas las noches de ni madre. Aun así lo intentaba noche tras noche. Cuando tenía suerte solo obtenía un "no" como repuesta, pero cuando no la tenía, mis mejillas y costillas resultaban a doloridas, e incluso con sangre.

Luego de un tiempo deje de preguntar y dormía sin ni siquiera decir "buenas noches, papá, mama" y aquí comenzó todo.

Oraba a el Dios que mis padres me habían enseñado y como un niño inocente pedía de rodillas al frente de mi cama.

-¡Por favor! Cambia a mis padres.

Cada noche, de cada día, de cada mes y año. Pero la situación empeoraba.

-¡No podemos resistir más! -escuche una noche a mi padre decir.

-¿Quieres separarte? -exclamaba mi madre aunque su voz sonaba agitada.

-¡Ya nada es como antes mujer! El amor ... El amor no sirve para vivir, necesitamos dinero y no tenemos eso.

Mi madre no contesto, oí como camino hasta su habitación y sollozaba entre el silencio. Y aquella fue la última vez que decidí quedarme despierto.

Me hundía en mi sueño profundo, la oscuridad era lo primero que mis ojos podían ver, aunque claro estaban cerrado y era más que lógico. Luego imágenes de lo que vivía durante el día se dibujaban en la oscuridad y después... Después era poco lo que recordaba, pero entre todos esos sueños estaba "soñada"

Era pequeño, al igual que ella, jugábamos cosas de niños entre mis sueños, al ser un pequeño no prestaba atención, y todo quedaba como una absurda fantasía. Pero el tiempo pasó, crecí y aquella chica siguió apareciendo en mis sueños, pero esta vez recordaba todo lo que soñaba respecto a ella.

-Soñador ¡Te quiero!

Me decía entes de que despertara y volviera a mi realidad, en aquella en la que era uno de los cientos de niños de un orfanato, con niños problemas, huérfanos o sencillamente abandonados; como yo.

Estábamos al cuidado de sacerdotes, algunos con problemas de pedofilia que lo trataban de ocultar, monjas y religiosos que "ayudaban" con "obras sociales" a los niños y jóvenes abandonados. Solo era hipocresía ante Dios.

Mis padres me habían dejado hace siete años aquí, cuando tan solo tenía unos ocho años, al ser una sede incluso para jóvenes seguí aquí, porque no encontraban para mí unos padres adoptivos.

Pero aunque la comida y la cama no me faltaban, habían cosas que deseaba no tener o no vivir. Los chicos abusados, o se reprimían o liberaban ese dolor de alguna manera, y muchos prefieran liberarse con otros de los chicos, y así, desde que tenía once años, había sido abusado por un chico mayor de quince años, ahora ya no está, pero por ello y por todo, prefiera dormir y volver a ver a "soñada".

Contaba las horas que faltaban cada día para que el sol se ocultara y la luna apareciera. Iba rápidamente hasta los dormitorios, tomaba la latera superior, me envolvía en mis cobijas y me sumergía en mi segunda vida.

-Hola "Soñador".

Saludaba "soñada" con una hermosa sonrisa en su rostro. La chica de cabellos cortos, tez pálida, ojos negro y rosados labios, era quien hacía de mis sueños una vida nueva, una oportunidad para realmente vivir.

-Hola "Soñada".

Devolvía el saludo, y como había sido costumbre durante años, nos uníamos en abrazo antes de acostarnos sobre el pasto de aquel gran paraíso que había construido con el tiempo en mis sueños, para empezar a contar mi día a "Soñada"

-Igual que los demás ¿No? -decía muchas veces al final de mi historia.

-No, tú lo harás diferente -era mi repuesta.

Y así se desarrollaba esta relación, entre "soñador" y "soñada" que con más detalles contare en la próxima ocasión, ahora "soñada" me está esperando.

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora