Capitulo 4

115 21 0
                                    

—Maldito niño.

Acompañado de aquel grito un fuerte empujón sentí, seguido de un golpe contra el suelo helado y luego mi piel hacia fricción contra el suelo, calentándose y lastimándome, mientras me jalaban de uno de mis brazos.

—Espero que hayas descansado, es hora de divertirse.

Lazos, silla y golpes. La noche está siendo más que perfecta para aquellos que deseaban lastimarme. En total el día había transcurrido de golpe en golpe, de insulto a risas, de persona a cosa. Por un momento los golpes dejaban de doler, mi cuerpo acostumbrado los hacía parte de él, así sangrara o se rasgara, no sentía algún dolor.

—Esta basura se está durmiendo —grupo el mayor mientras veía como acertaba un puño en mi mejilla—. No te duermas —otro puñetazo.

Mi corazón se sentía en mis sienes ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! Mis párpados se sentían pesados y mis equilibro se iba perdiendo.

—Maldita basura —el mayor gruñe—. ¿Qué haces aquí? —grita—. No, tú eres quien debe dejarnos en paz —¿qué sucede?—. Qué suerte la tuya.

El mayor estaba frustrado, alguien había llegado y me había rescatado –que tonto– me digo a mí mismo pensando que ha sido soñada. La sombra de un hombre se acerca para luego cargarme en sus brazos.

—G-gracias —digo en voz baja.

No oigo respuestas, pero rápidamente todo se torna negro y dejó de sentir.

[...]

Al abrir los ojos el cielo multicolor me saluda. El aire fresco y el ambiente en paz me hacen entrar en calma pronto. Escucho suave pasos  acercándose a mi, giro mi cabeza y encuentro a Soñada, corriendo mientras agita su mano saludándome.

—Hola Soñada —digo sin levantarme del suelo.

—Hola Soñador —contesta ella sentándose a mi lado—. ¿Algo bueno ha pasado? Tienes una linda sonrisa hoy.

Toco mi rostro para comprobar lo dicho por ella, en efecto, mis labios estaban curvados, en aquello que muchos llamaban sonrisa y que a menudo veía en el rostro de quienes servía o en el rostro de Soñada.

—Ah esto ... No se, o quizás... Sonará raro lo que te diré pero hoy alguien me ha salvado —contesto.

—¿En serio? —responde ella sorprendida—. Y ¿Sabes quién es? —agrega.

—No lo sé, no pude oír su voz en ese momento, mi cabeza daba vueltas. Solo vi su sombra, y luego sus brazos alrededor mío mientras me cargaba.

Era la primera, o quizás segunda vez, que alguien en la vida real mostraba compasión y me ayudaba. Estaba acostumbrado a las respuestas comunes "No ves que estoy ocupada" "Vete a la mierda niño" "Ahora no" que alguien quisiera ayudarme o me haya ayudado, era toda una novedad. Y más en este lugar en el que por cada acción se pedía algo a cambio.

—Ten cuidado Soñador. Muchas veces se ayuda por interés.

Parecía ser mi conciencia Soñada, siempre acertaba con lo que yo pensaba, de hecho, siempre había pensado que era una invención mía, algo de mi mente para no sentirme solo. Pero con aquellas palabras "Mi vida llegara al fin pronto... Pero no me quiero ir sin despedirme" debatan dudas de quien era en realidad ella.

—Lo sé Soñada... Por cierto —la curiosidad mató al gato—. Por qué dijiste ... Aquello la última vez que nos vimos —pero murió sabiendo.

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora