Cuando de un cáncer creía que moría,
sólo podía pensar en qué bonita era la vida.
Cielos colmados de estrellas, del sur y del norte, se esfumaban;
mares, océanos, glaciares, ciudades, museos, novelas,
viajes, sueños, caricias, amor, comprensión, escuelas.
Pero siempre estaba Dios, conmigo, mostrándome el camino.
Hoy la sangre corre, las vidas se esfuman, el cáncer se extiende.
No el mío, que se ha curado, sólo el de aquellos que no entienden:
que hay que dejar vivir, para tú poder vivir,
que hay que dejar soñar, para tú poder soñar,
que hay que comprender, para que a ti te comprendan.
Dios, los hombres son incapaces, ¿puedes bajar y arreglarlo Tú?
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A fin de mes. MICRORRELATOS.
ContoA veces una simple oración concentra una vida, un mensaje, el pasado, el presente, el futuro. Incluso, lo que somos: un momento que queda detenido en el tiempo y que nos marca para siempre como seres humanos. Bienvenidos, amigos y amigas, a este r...