Prólogo

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Mi nombre es Arthur, tengo 20 años, y soy un Primordial... Pero, desde la explosión en el desierto, he llegado a un punto en el que mis recuerdos empiezan a diluirse, a desvanecerse en el tiempo. Mis pensamientos son cada vez más confusos. Todas las paredes de la cabaña están cubiertas de mis notas, pobres intentos de conservar los recuerdos de quién soy... de dónde vengo.

Todo está oscuro, no puedo ver nada. Sólo escucho mi respiración agitada, mis pasos acelerados y los gritos de mis perseguidores.

—¡¿DÓNDE ESTÁ?! ¡ENCUÉNTRENLO!

Corría sin mirar atrás, esquivando ramas y arbustos que aparecían de repente en la oscuridad. Llegué a un callejón sin salida: una montaña de piedras y raíces, muy inclinada y alta, bloqueaba mi camino. No quería usar mis habilidades, sabía que si lo hacía me encontrarían más rápido, así que empecé a escalar. Di un pequeño salto para alcanzar la primera roca, apoyándome firmemente, y empecé a subir, piedra tras piedra, lentamente. Llegué a una saliente, pero entonces... mis perseguidores aparecieron.

—¡¿DÓNDE CARAJOS ESTÁ?!

Me quedé inmóvil, esperando que no me vieran. Cubierto de barro, intenté esconderme entre las raíces que sobresalían de la montaña. Sus linternas alumbraron la saliente, pero no lograron verme.

—¡¡¡AAAH!!! ¡¡¡MALDICIÓN!!!

—¡SIGAN BUSCANDO!

Esperé un rato, asegurándome de que sus gritos y pasos se desvanecieran por completo en la oscuridad de la noche. Cuando al fin sentí que era seguro moverme, continué escalando con esfuerzo. Al llegar a la cima, vi un paisaje que no parecía encajar con el lugar en el que estaba: una especie de selva completamente rodeada por un desierto inmenso. Tomé aire mientras la luz de la luna iluminaba mi rostro, reuní fuerzas y seguí mi camino a través de ese desierto.

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⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

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Echoes Aeternitatis: el concilio de los inmortales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora