Rescate casual

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Cuando todo estaba perdido divisaron un barco a lo lejos pero pensaron que no los veía. De repente a Teodoro le cayó un coco en la cabeza y eso le dio dos cosas: una idea y un chichón. Tenían que hacer un tirachinas con la goma del barco dos palmeras y los pocos cocos que quedaban, si con alguno de ellos acertaban en el barco estos vendrían a rescatarlos.

Fallaron muchos y cuando solo quedaba uno lo tiraron y tuvieron la suerte y mala suerte de que le dio a un pasajero que estaba tomando el sol en sus "partes íntimas" el pasajero empezó a gritar de dolor y fue donde estaba el capitán del barco cojeando del dolor para ponerle una queja.

El hombre le explicó que le habían lanzado un coco a sus partes y que se le habían inflamado y a continuación dijo:
- Ya no podre tener hijos ni seguir las generaciones de mi familia.
El capitán extrañado pensó de donde podía haber salido el coco y fue entonces cuando vio la isla y a dos personas saltado como pidiendo ayuda.

Pusieron rumbo a la isla y rescataron a Teodoro y a Manuela, les preguntaron que como habían acabado allí. Se inventaron que estaban en un crucero de lujo porque eran ricos (que no lo eran) y que Manuela se puso a vomitar por la borda con la mala suerte de que cayó al agua, Teodoro se tiró a rescatarla y entonces el barco se fue pero encontraron esa isla cerca de donde estaban y fueron.

Por la noche hubo una fiesta y Teodoro se puso a contar chistes de barcos tan malos como este:
- El capitán de un barco dijo ¡todos a proa! Y proa murió aplastado.

A la mañana siguiente les dejaron móviles (con teclas porque si no no se aclaraban) para llamar al jefe.

Cuando el jefe lo cogió y supo quien eran les gritó...

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